Nunca he sido ni de izquierda ni de derecha porque sencillamente no confío en los políticos, todos van a lo que van, eso sí de tanto en tanto sale un con capacidad de gestión del tipo Fuentes Quintana o Abril Martorell y entonces nos va mejor a todos. Pero mayormente desconfío de aquellos políticos capaces de arreglar el mundo entero de golpe y de boquilla; o sea, no me fio nada de los charlatanes de feria, ni los que dicen defender a los desheredados las 24 horas, ni los que van engominados por dentro y por fuera. Digo todo esto porque nos hemos enterado todos que Pablo Iglesias y su portavoza consorte se han comprado (o tienen hipoteca) sobre un chalé o mansión que les ha costado 600.000 euros, más incluso que el ático que se compró Guindos y eso que Pablo llegó a decir que cómo podíamos estar gobernados por un tipo así que se comprar un ático tan caro y que en cambio a él le gustaba mucho vivir en su pisito vallecano, con los muebles de su abuela, porque así estaba, digamos, entre su pueblo y se enteraba de lo que valía el transporte público. Así las cosas, ha salido Monedero y ha dicho que si los rojos tienen que vivir debajo un puente. Lo peor de todo esto no es que se compre una mansión estilo Julio Iglesias o a la que tenía JR en aquella película de petrodólares texanos. Lo peor es su falta de estrategia política, porque se podía haber esperado a que las elecciones pasaran y entonces comprarse su complejo de Torrelodones. Luego tienes, Pablo, cuatros años para que le gente se olvide porque la gente solo se acuerda de Bárcenas y de lo que le dice la Sexta.