Anda España revolucionada con la sentencia del caso de La Manada que al final se ha quedado a medio gas y no ha dejado a casi nadie contento. Al final se ha condenado a estas malas bestias a nueve años de prisión por abusos sexuales en vez de por violación aunque las partes ya han anunciado que van a recurrir. Mientras escribo estoy haciendo un tremendo ejercicio de contención. No voy a hablar de la sentencia porque de eso ya se habla bastante en redes sociales, programas de televisión, barras de bar y peluquerías. Quiero centrarme una vez más (y las que quedan) en la Educación, Educación y Educación. ¿Qué han mamado en sus casas los acusados para violar a una chica, robarla y jactarse de ello con sus amigotes? Han fallado estrepitosamente los padres y madres de estos animales que no han sabido inculcarle valores a sus hijos. En su entorno todo el mundo sabía quiénes eran y qué hacía La Manada pero nadie hizo nada, eran «cosas de chicos». En el barrio sevillano de donde son los violadores, la mayoría de vecinos han salido en defensa de los condenados como si hubiese sido una travesura más. Además vivimos en la era del porno. Los jóvenes crecen con imágenes de sexo continuamente en internet de manera descontrolada. La Educación Sexual que no se da en las escuelas por mojigatería se está sustituyendo por películas y videos en las que el sexo en grupo, el maltrato, el sadismo y la violación se ven como algo normal e incluso como algo bueno y divertido. Si no enseñamos desde pequeños a entender el sexo como algo maravilloso y no como algo prohibido y sucio, si no enseñamos a entender que NO es NO siempre y sin peros, si no enseñamos en la igualdad y el respeto, si no dejamos de educar en el machismo más rancio, si no educamos desde el cambio, esto pasará muchas más veces y seguramente no lo sabremos porque la víctima no lo denunciará visto lo visto en el caso de La Manada. No hablemos de leyes. Hablemos de cambiar esta sociedad enferma desde abajo para que no haya más manadas ni haya más jueces machistas y retrógrados ni nadie que crea que un NO puede ser un SÍ. Es trabajo de todas y todos cambiar, progresar y crear una sociedad más justa e igualitaria desde abajo.