La carabela portuguesa cuando pica, pica de verdad (y cuando se enrolla ni te cuento) y visita de vez en cuando las Pitiusas. Es una medusa capaz de moverse a vela y posee un tentáculo de un azul brillante, que puede llegar a medir cincuenta metros y pega una descarga peligrosa. La primera vez que la vi fue mientras me bañaba en la idílica isla de Kiwayu, a pocas millas de Somalia. Encantadoras latitudes donde tienes que esquivar fieros piratas, tiburones tigre, mambas, moscas tsé-tsé, mosquitos contaminantes de malaria... y lo más mortífero aunque menos conocido: ¡el agua embotellada plásticamente! Los porteadores a menudo dejan las botellas a pleno sol, con lo cual el plástico destila en el agua un no sé qué venenoso que enferma lentamente a quién bebe de la botella maldita. (Aviso a deportistas o picnics domingueros que desafían los calores estivales).
OPINIÓN | Jorge Montojo
Petacas y portuguesas
15/04/18 4:01
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