Ahora el Partido Popular no pierde ocasión de prometer cambiar el actual statu quo sobre el papel del catalán en nuestra deficiente y alarmante Educación balear. El mismo partido que en 1986 promulgó la Ley de Normalización Lingüística, de tan nefastas consecuencias y que remachó en el clavo años después con la Ley de Mínimos, con resultados aún peores para la calidad de nuestra enseñanza, dice ahora que se siente tentado a ofrecer a los padres la posibilidad de elegir lengua vehicular a la hora de matricular a los alumnos. Lo mismo que prometió e incumplió Francina Armengol. Hoy en día los sufridos estudiantes se ven sometidos a un reglamento totalitario, a un trágala infumable, al ser obligados y sumergidos en un idioma intruso cual es el catalán barcelonés.

Esto es lo que marca la ley y más de 25 sentencias de distintas instancias y siempre en el mismo sentido: los alumnos tienen derecho a elegir su lengua materna para cursar sus estudios, desde estadios elementales. Lo cual no significa que además no deban estudiar también en la lengua alternativa. En Baleares, precisamente por esta ley de mínimos, lo tendríamos solucionado, si en vez de la cruel y estéril inmersión, se aplicara el criterio de mitad y mitad, una parte en castellano y la otra en balear.

Siempre que sale el balear, es decir el mallorquín, menorquín e ibicenco-formenterés, se suele aludir al artículo salado. Pero el balear no es solo esto, es mucho más. El artículo balear sala y lala, es decir es un sistema que usa ambos en casos muy precisos. De ahí su riqueza. Animo al PP que en cuanto pueda, rectifique aquello que arruinó hace 32 años.

@MarianoPlanells