Cada semana dos ciudadanos se quitan la vida en Balears. Otros muchos lo intentan diariamente. Se cuantifica que son entre 15 y 20 personas cada día los que lo tienen en mente o llevan a cabo alguna conducta autolesiva. Estamos hablando de un asunto muy grave, la primera causa de muerte en Balears en los hombres de 15 a 29 años y la tercera en el caso de las mujeres. Y a quien le toca de cerca es un auténtico drama. Por ello hay que aplaudir que la Conselleria de Salud haya puesto en marcha el Observatorio del Suicidio. No será fácil reducir las cifras de muertos, porque quienes toman tan drástica decisión normalmente son víctimas de enfermedades graves como la depresión y otras patologías psiquiátricas. Pero sí ayudará a los familiares y sobre todo puede contribuir a visibilizar el problema del suicidio, silenciado deliberadamente en los medios de comunicación en lo que, a mi juicio, siempre ha sido una estrategia errónea. Hace años participé en un grupo de trabajo para intentar reducir el número de suicidios en la Guardia Civil, donde era y aún es escandalosamente alto, muy por encima del resto de la sociedad. Entonces tuve oportunidad de conocer de cerca el problema y de comprobar lo mal que se hacía al no hablar de ello y, por tanto, ocultando los recursos de los que se dispone para que alguien que está pensando en terminar con su propia vida, pueda recibir ayuda. Poco a poco parece que los medios de comunicación van contando más los episodios que suceden, pero no como es debido. Y debería hacerse informando de un teléfono al que llamar las 24 horas, como ocurre con la violencia de género. Las enfermedades mentales son un estigma para quien las padece e incluso para los allegados. Solo hablando rigurosamente de ello y desde el respeto a los enfermos, se podrá ir normalizando la situación, de forma que una enfermedad psiquiátrica no sea peor que cualquier otra ni despierte miedo ni temor entre la gente.