Ahora se esconden como las sabandijas en invierno en su osera o covacha (cau, decimos en ibicenco) pero muchos entre quienes practican orgullosamente la inmersión y el adoctrinamiento estuvieron durante cuatro años vergonzosos alimentando el odio y la agresión contra el gobierno votado por la mayoría del pueblo balear. Varios guardaespaldas de Bauzá iban desfilando por urgencias para curarse cortes, contusiones y golpes. Las amenazas en los medios y redes eran el pan habitual y quien no lo crea ahí está la hemeroteca.

Los mismos que se llenan la boca de democracia, libertad y justicia incluso llegaron a asaltar la consejería y zarandearon o golpearon a varios funcionarios. Fueron denunciados y el juez les declaró culpables, tanto como los asaltantes de una misa en pleno centro de Palma. Los actos vandálicos y la alteración del orden público fue una constante en esa marea verde, morada y catalanista.

Por supuesto, no ganaron las elecciones, pero se juntaron todos los perdedores para usurpar el gobierno al PP. Una vez ya en el poder, Francina Armengol fue colocando a muchos de estos agitadores propagandistas, que salían para reflexionar: ha llegado la normalidad. Les encanta lo de normalidad, normalización. Pues no, no es normal sortear las más de veinte sentencias judiciales en las que se exige que el Govern ponga los medios necesarios para que los alumnos puedan elegir en qué idioma se le enseñan las asignaturas.

Francina prometió que pondría la casilla para poder elegir, por supuesto no lo hizo. Al final, tenías que marcar una casilla en la que debías aceptar expresamente acatar el plan de lenguas de los centros. O no te matriculabas.
Esta es la democracia de los adoctrinadores. La simple inmersión es agresión y adoctrinamiento.