El Papa Francisco ha instituido la Jornada Mundial de los Pobres, que se celebrará cada año en el domingo anterior al de Cristo Rey y que este año es pues el día de hoy bajo el lema: "No amemos de palabras sino con obras". La Jornada Mundial de los Pobres, consecuencia del Año Jubilar de la Misericordia, supone una invitación a redescubrir el cristianismo y la característica esencial de Dios que es la misericordia. Pero también una invitación a actuar, dirigida a todas las personas generosas de la familia humana: «Benditas las manos que vencen las barreras de la cultura, la religión y la nacionalidad, derramando el aceite del consuelo en las llagas de la humanidad».

Para esta Jornada, el pasado día 13 de junio, fiesta de San Antonio de Padua, publicó su mensaje y acogiéndolo podemos vivir esta jornada para cumplir así el mandato del amor a todos, especialmente a los más necesitados, siendo una jornada que nos haga a toda la comunidad cristiana capaz de tender la mano a los pobres, a los débiles, a los hombres y a las mujeres cuya dignidad con frecuencia resulta pisoteada pues todos estamos llamados a escuchar la petición de los pobres y actuar en consecuencia.

La atención a los pobres y necesitados es una constancia en la Iglesia desde sus primeros tiempos, conforme a las enseñanzas y ejemplos de Jesús. En la Iglesia de Ibiza y Formentera tenemos buenas ayudas a los pobres: a los de aquí a través de Cáritas y a los de fuera por medio de Manos Unidas. Esta Jornada, acogiendo el mensaje papal, nos haga más eficientes aún de lo que ya somos en estas entidades.

A este respecto acojamos lo que nos dice el Papa en su mensaje: «Invito a toda la Iglesia y a los hombres y mujeres de buena voluntad a mantener, en esta jornada, la mirada fija en quienes tienden sus manos clamando ayuda y pidiendo nuestra solidaridad. Son nuestros hermanos y hermanas, creados y amados por el Padre celestial. Esta Jornada tiene como objetivo, en primer lugar, estimular a los creyentes para que reaccionen ante la cultura del descarte y del derroche, haciendo suya la cultura del encuentro. Al mismo tiempo, la invitación está dirigida a todos, independientemente de su confesión religiosa, para que se dispongan a compartir con los pobres a través de cualquier acción de solidaridad, como signo concreto de fraternidad. Dios creó el cielo y la tierra para todos; son los hombres, por desgracia, quienes han levantado fronteras, muros y vallas, traicionando el don original destinado a la humanidad sin exclusión alguna».

Y añade una cosa concreta: «En ese domingo, si en nuestro vecindario viven pobres que solicitan protección y ayuda, acerquémonos a ellos: será el momento propicio para encontrar al Dios que buscamos. De acuerdo con la enseñanza de la Escritura (cf. Gn 18, 3-5; Hb 13,2), sentémoslos a nuestra mesa como invitados de honor; podrán ser maestros que nos ayuden a vivir la fe de manera más coherente. Con su confianza y disposición a dejarse ayudar, nos muestran de modo sobrio, y con frecuencia alegre, lo importante que es vivir con lo esencial y abandonarse a la providencia del Padre».

Que acogiendo, pues, esta enseñanza del Papa Francisco, que brota de los modelos y palabras de Jesús, esta Jornada nos haga más próximos y cercanos a los pobres y necesitados y en consecuencia «No amemos solo de palabras sino con obras».

Si entre tantas cosas y actividades buenas que tenemos en Ibiza y Formentera, una de ellas, de forma clara, evidente y efectiva sea el servicio y la ayuda a los pobres y necesitados que, como cualquiera de nosotros, son hijos de Dios y, en consecuencia, hermanos nuestros. Y como nos enseña el Papa Francisco no sólo con la ayuda material, sino también evangelizándoles, ayudándoles a conocer, a amar y a servir a Dios que quiere manifestarles su amor por medio de nosotros, y en consecuencia sean miembros eficaces y activos de la Iglesia que instituyó Jesucristo para nuestro bien y nuestra salvación.