Carles Puigdemont y Oriol Junqueras han demostrado ser unos políticos inútiles a la hora de gobernar y defender los verdaderos intereses de Cataluña. El entramado que montaron los soberanistas e independentistas, ahora en prisión, ha provocado que más 1.000 empresas catalanas hayan sacado su sede fiscal y que otras 2.500 hayan trasladado su sede social fuera de Cataluña. Otro problema es que han fracturado a la población y que muchos productos catalanes ahora mismo no son comprados por una cuarta parte del resto de españoles. Y todo sabiendo que la Constitución vigente no permite la escisión del Estado ni tampoco puede aprobarla la Unión Europea.

Lo más significativo del gran error que cometieron los políticos citados, y algunos otros, es que ahora han dado marcha atrás, posiblemente para evitar su entrada en prisión. Por su parte, Puigdemont ha admitido que hay soluciones posibles y distintas a la independencia, mientras que Junqueras, de ERC, ha reconocido que el Govern no estaba listo para desarrollar la república. ¡Vaya panoramas que nos han dejado!

Por otra parte, hay que confiar en que los grupos políticos sensatos catalanes entiendan que hay que negociar la reforma de la financiación para cambiar y mejorar el modelo actual y solicitar una reforma constitucional en la nueva comisión de reforma del modelo territorial que se ha constituido esta semana en el Congreso de los Diputados. De manera que Puigdemont, Junqueras & Co. deberían dar su carrera política por fenecida y que a las elecciones del próximo 31 de diciembre acuda la gente en masa a votar para conseguir una nueva forma de gobernar y, en caso de que ganaran los soberanistas, que parece muy difícil, siempre habrá que cumplirse la ley, aunque sea aplicando el artículo 155.

Y puesto que en Cataluña ahora mismo no hay ningún Josep Tarradellas ni en Madrid nadie parecido a Adolfo Suarez opino que ha llegado la hora para que Miquel Iceta, del Partit Socialista de Catalunya, ocupe la presidencia de la Generalitat con el apoyo de los otros partidos unionistas como son Cs y el PP. Cataluña no puede soportar nuevos experimentos, sino que ha de imperar el pragmatismo, la inteligencia, la voluntad de recuperar el prestigio y las pérdidas materiales que ha sufrido en los últimos tiempos.

Según parece, no voy mal encaminado puesto que Josep Antoni Duran Lleida, exlíder de la extinta Unió Democràtica de Catalunya, ha afirmado que en las próximas elecciones catalanas del 21 de diciembre” votaré al PSC sin ningún complejo”. El caso es que en una entrevista en “Los desayunos de TVE”, Duran Lleida ha justificado su postura argumentando que “más allá de las diferencias de modelo, estas no se tratan de unas elecciones ideológicas, sino de unas que deben tratar de remontar la triste situación en que se encuentra Catalunya”. Espero y deseo que así sea ya que habiendo nacido un servidor en Eivissa, en un país catalanohablante, y a que mis antepasados vinieron de Palau sa Verdera, Alt Empordà, Girona, mi anhelo es que Catalunya pueda salir cuanto antes del agujero en que se encuentra.