Se sabe hace mucho tiempo: los capitostes árabes están obsesionados por diversificar su economía, basada en el monocultivo petrolífero. Sus abrumadoras compras de empresas europeas, grandes almacenes, cadenas hoteleras, clubs de primera división de fútbol no les basta: quieren su porción de tarta del turismo de lujo mundial. Y algunos emiratos llevan mucho terreno avanzado.

Tienen todo el Mediterráneo radiografiado: Portofino, Capri, Mónaco, Saint Tropez, Málaga, Mallorca y por supuesto... Ibiza. Con nuestra isla están obsesionados, quizás porque no encuentran la forma de clonarla. Ibiza es vicios y servicios. Y en lo primero, el Islam es rígido e intransigente, a pesar de que sus dirigentes se dan a la molicie en Egipto, Líbano o en Baleares.

Las últimas noticias nos hablan de unas 70 islas en el Mar Rojo, un marco natural inigualable que ya explota Egipto con grandes resultados. A lo largo de más de 200 kilómetros de costa van a levantar un emporio para el turismo de lujo internacional, en el que se podrá entrar sin visado. Lo explicó el mismísimo Salman, el príncipe heredero, que es quien está detrás de las grandes operaciones de la Arabia de hoy, que tiene una impresionante capacidad de inversión, a pesar de las sucesivas crisis.

Las mejores infraestructuras, arquitectos, diseñadores para el turismo halal (autorizado por el Islam) entre las provincias costeras de Umlay y Wayj y otras. También en el Golfo Pérsico. Oficialmente sin bikinis ni alcohol.

Actualmente Arabia acoge a millones de turistas, pero por la peregrinación a la Meca. Para entrar se necesita un visado especial. Arabia está en plena ebullición y el turismo es caprichoso, de manera que a Ibiza le ha salido otro competidor todo el año desde 2022.
@MarianoPlanells