En el tema del ruido y de los decibelios desbocados que de día y de noche se producen en nuestra isla de Eivissa y que siempre son puntualmente denunciados por Antoni Villalonga, concejal de EPIC, me viene a la memoria, salvando todas las distancias, la película “Solo ante el peligro” de Gary Cooper. Y es que Villalonga está más solo que la una y ninguno de los grandes partidos políticos le dará su apoyo ya que lo primero es tener que ayudar a los miembros de sus partidos que están gobernando en los ayuntamientos. No se trata, según parece, de tirar piedras en sus propios tejados. Entiendo que tenemos cantidades industriales de locales de ocio, a lo que hay que sumar las fiestas privadas en todos los municipios. Y tengo también muy claro que no hay suficiente Policía Local para vigilar y denunciar a los infractores de las ordenanzas municipales, pero algo habrá que hacer. Una parte de la solución es obligar a los propietarios de los locales que producen ruido a que instalen controladores de volúmenes conectados a los retenes policiales de cada pueblo.

Turismo
Naturalmente, se produce ruido musical porque hay una gran parte de los turistas que nos visitan que así lo quieren y lo demandan. Aquí y ahora y desde hace demasiados años hay un turismo indeseable que ha expulsado al familiar, especialmente en la bahía de Portmany. De manera que se debería cambia el turismo de borrachera por otro normal y podamos volver a recuperar parte de nuestra antigua buena imagen.

Basuras
Otro tema preocupante es la proliferación de vertederos clandestinos de basuras y de residuos sólidos urbanos, tema que viene denunciando nuestro “Periódico de Ibiza” casi cada día. El problema es que en el tema a que nos referimos los turistas no pintan nada, sino que los culpables son los residentes en la isla, sean aborígenes o inmigrantes. Para dejarlo claro, antes de la llegada de los turistas Eivissa ya estaba sucia debido a los basureros ilegales ubicados en todos los municipios; y parte de los nuevos ibicencos, sin duda, están haciendo lo mismo. La solución es muy difícil, pero si los residentes pudieran depositar sus restos sólidos sin pagar en el vertedero controlado de Ca na Putxa, igual mejoraba la situación. Al mismo tiempo, habría que fomentar el número de “deixalleries” gratuitas en todos los municipios para impedir la proliferación de vertederos incontrolados. «A grandes males grandes remedios».