Durante estos días se está produciendo un debate que casi hace tanto ruido como los ecos del atentado de Barcelona. Es sobre las fotografías del atentado y el uso que han hecho los medios de comunicación. Es un debate interesante, que demuestra que los tiempos están cambiando. Hace unos años los medios llamaban a las agencias para preguntar si había imágenes de fallecidos. Ahora las redes censuran el uso de fotos de fallecidos e, incluso, de un herido. Este periódico no publicó imágenes de muertos en la portada del viernes y algunos lectores nos felicitaron por ello. Aún así, en el interior sí aparecían dichas imágenes. En la web se fue con mucho cuidado con sacar fotografías excesivamente morbosas y ni se planteó difundir los vídeos que corrían por los teléfonos móviles, y que seguramente hubiesen disparado las visitas en la web. Pese a esta autocensura, ¿deben los medios ocultar la realidad? ¿Deben los periódicos estar sujetos a las dictaduras de las redes sociales, al ruido que hacen los internautas que ni siquiera comprarán un diario y que consumen toda la información de forma gratuita? Un razonamiento que me hizo un colega merece una reflexión. Como las televisiones ya dieron todas las imágenes el mismo jueves, los periódicos no tenían ninguna necesidad de darlas. Con esta teoría cuando haya un acontecimiento importante los periódicos no deberán salir al día siguiente. Nos informaremos a través de redes y televisiones. Los diarios descansaremos. Estas imágenes se han sacado siempre y nadie se ha escandalizado por ello. ¿Acaso alguien ha preguntado a los familiares de los muertos de las torres gemelas de Nueva York si quieren que sigan saliendo las imágenes por televisión? ¿Dejamos de informar sobre sucesos para no ofender a familiares? No seamos hipócritas.