El presente mes de junio en muchos países, entre ellos el nuestro, es un mes dedicado a vivir y experimentar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. El pasado viernes día 23 fue este año la solemnidad dedicada a ello, y en nuestra Diócesis para facilitar una buena fiesta en el espléndido monumento que tenemos al Sagrado Corazón de Jesús celebramos allí, hoy a las 19,30 una fiesta con una Misa y posterior procesión con la colaboración de la Parroquia de María Madre de la Iglesia de Puig d’en Valls. Os animo, estimados amigos lectores de mis artículos cada semana en este Periódico a ir hoy allí, a honrar a Jesús que nos ama y una expresión de ese amor es su corazón y pidiéndole que siga exaltando nuestras bellas Islas de Ibiza y Formentera, a la vez que eso nos permite un buen acto de de convivencia entre todos los que allí tenemos la suerte y la alegría de poder participar.

La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, cuando se meditaba en el costado y el Corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y por ese corazón se abrieron las puertas del Cielo. La devoción al Sagrado Corazón debemos tenerla por encima de otras devociones pues Jesús mismo, en Paray.le-Monial, en Francia, solicitó a través de Santa Margarita María que se estableciera definitiva y especialmente la devoción al Sagrado Corazón.

En la aparición de mayo de 1673 le transmitió estas doce promesas a Santa Margarita María:
1) Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida.
2) Les daré paz a sus familias.
3) Las consolaré en todas sus penas.
4) Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte.
5) Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.
6) Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano de misericordia.
7) Las almas tibias se volverán fervorosas.
8) Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la perfección.
9) Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta y venerada.
10) Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación de las almas el don de mover los corazones más endurecidos.
11) Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de aquellos que propaguen esta devoción. 12) Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.

La devoción pues está dirigida a la persona de Nuestro Señor Jesucristo y a su amor no correspondido, representado por su Corazón. Dos, pues son los actos esenciales de esta devoción: amor y reparación. Amor, por lo mucho que Él nos ama. Reparación y desagravio, por las muchas injurias que recibe sobre todo en la Sagrada Eucaristía.

Buena fiesta, pues, del Corazón de Jesús y que eso nos haga estar más seguros en nuestros años en la tierra, caminando hacia el cielo y siendo, como lo es Él, personas que nos amemos y ayudemos siempre y en todas partes los unos a los otros.