Resulta que en pleno mes de junio, con la temporada turística bien iniciada, Aqualia declara no apta para el consumo el agua que sale por los grifos en Cala Vedella, Cala Carbó, Cala Molí, y Caló d’en Real. Aqualia, la empresa que gestiona el abastecimiento de agua potable en Sant Josep, ante la demanda del líquido elemento, se ha visto obligada a utilizar caudales procedentes del depósito de Cas Orvays, en sa Serra Grossa. El primer problema es que las desaladoras de Sant Antoni y de Vila no pueden abastecer a la costa de poniente de San José ya que todavía no ha entrado en servicio el sistema de interconexión de las citadas desadoras y la de Sant Eulària se terminó en 2011, pero aún no ha entrado en servicio, está parada, porque hay que pagar unos cuantos millones de euros, creo que 19, de los que nadie se responsabiliza y, mientras tanto, la instalación se está pudriendo y nadie sabe cuándo empezará a producir agua potable.

Además, sabido es que buena parte e los caudales que produzca se quedarán en varias zonas del municipio de Santa Eulària, que también tiene sus necesidades de abastecimiento. ¡Vaya panorama que tenemos con el suministro de agua potable! Lo más lógico, ante la necesidad de agua que sufrimos, es que el Govern balear, el Consell Insular y los ayuntamientos de Sant Josep y de Santa Eulària deberían solucionar ya el problema económico y que la nueva planta empiece a producir agua sin cloruro sódico para que llegue a las zonas más necesitadas de la isla, entre ellas a los municipios de Santa Eulària y de Sant Josep.

Al mismo tiempo, vuelvo a insistir, es más que necesario construir una nueva planta depuradora de aguas residuales en el municipio de Eivissa, y aquí hace falta que lo entiendan, que se mentalicen, el Ayuntamiento de Eivissa, el Consell Insular, el Govern Balear y el Ministerio de Fomento. Tienen unos terrenos en sa Coma que se compraron con dicha finalidad: ubicar allí la nueva depuradora que deje de contaminar el puerto y la bahía de Eivissa y, al mismo tiempo acabar con la pestilencia que sufren muchos vecinos. Se trata de una contaminación brutal que se vierte por el viejo emisario de la depuradora, y si lo quieren saber bien pregunten a los residentes y a los usuarios de Cala Talamanca.

Pronto, dicen, entrará en servicio el nuevo emisario que se construye en Botafoc (bienvenido sea), pero las aguas sin depurar seguirán siendo vertidas no muy lejos del puerto de Eivissa. En consecuencia, mejor será que la clase política se ponga las pilas y podamos ver pronto el inicio de las obras de la nueva depuradora en sa Coma.