La gerente del Ibavi, María Antonia Garcías, ha sido denunciada por un presunto caso de acoso laboral a varios funcionarios a sus órdenes. Coincide en el tiempo con la denuncia que el jefe de la Policía Local de Sant Antoni ha presentado contra la concejala de Interior, Aída Alcaraz, motivo por el cual ahora el equipo de gobierno pretende apartarle del cargo alegando que su nombramiento, producido ya hace años, no se ajusta a la legalidad. Estos dos casos me han recordado un fragmento de “Miau”, de Pérez Galdós: «Lo natural, lo lógico en estas sociedades corrompidas por el favoritismo. ¿Qué ha pasado? Que al padre de familia, al hombro probo, al funcionario de mérito, envejecido en la Administración, al servidor leal del Estado que podría enseñar al Ministro la manera de salvar la Hacienda, se le posterga, se le desatiende y se le barre de las oficinas como si fuera polvo. Otra cosa me sorprendería; esto no. Pero hay más. Mientras se comete tal injusticia, los osados, los ineptos, los que no tienen conciencia ni título alguno, apandan la plaza en premio de su inutilidad». Más tarde, otro protagonista de la novela dice: “Esto está tan podrido, que va a resultar la cosa más chocante del mundo: mientras a este hombre que debiera ser director general, lo menos, se le desatiende y se le manda a paseo, yo, que ni valgo nada, ni soy nada y tengo tan cortos servicios, yo... créanlo ustedes, yo, cuando esté más descuidado, me encontraré con el ascenso que he pedido. Así es el mundo, así es España, y así nos vamos educando todos en el desprecio del Estado, y atizando en nuestra alma el rescoldo de las revoluciones. Al que merece, desengaños; al que no, confites. Esta es la lógica española. Todo al revés; el país de los viceversas...” Galdós lo escribió en 1888, pero en según qué, este país ha cambiado poco.