Parece que se comienza a ver la luz al final del túnel y que las obras que este invierno han invadido Vila, poco a poco y progresivamente irán terminando conforme entre el buen tiempo. La plaza del Parque, según asegura el alcalde Rafa Ruiz, estará lista a final de mes y en marzo ya podremos volver a ocupar sus terrazas, que tanto echamos de menos y que nos han tenido casi huérfanos de espacios con encanto en los que quedar con amigos y sentarse a charlar tomando algo. Más tarde le llegará el turno al paseo de s’Alamera o Vara de Rey, como ustedes prefieran. Lo cierto es que esta ciudad va a experimentar un cambio que no la va a conocer ni la madre que la parió (con perdón) y creo que será para bien. Los coches en Vara de Rey hace años que no pintaban nada y la ausencia absoluta de protestas por la reforma, algo insólito en una actuación de esta envergadura, ratifica que es una reforma deseada por los vecinos.
Ahora solo falta que el equipo de gobierno consiga que las calles estén algo más limpias, tarea harto complicada mientras haya bestias que abandonen todo tipo de enseres (yo he llegado a ver una bañera y hasta ¡un sillón de barbero!) junto a los nuevos contenedores que poco a poco van sustituyendo a los viejos. Hay cosas por las que no se puede echar la culpa al Ayuntamiento. Hay muchas otras que sí, pero de que haya burros empeñados en hacer de esta espléndida ciudad un vertedero; mientras haya gente a la que no le de la gana dejar sus bolsas de basura dentro del contenedor; o que no recojan la mierda de sus perros y la dejen allí, en la acera, en todo su esplendor; de eso solo son responsables ellos mismos y nadie más. Y solo deseo que la Policía Local les pille y les meta una buena multa. Y que se difunda, para escarmiento de los que así se conducen, afeando nuestra ciudad.