Vara de Rey o s’Alamera? That is the question. El Ayuntamiento de Vila no se ha podido resistir a la política de consultas ciudadanas, un territorio especialmente abonado por los padres de la ‘nueva de política’. La gran diferencia respecto a las consultas impulsadas por Podemos es que, en principio, parece que esta votación no conllevará mayor gasto para las arcas municipales que el que se derivaría, llegado el momento, del cambio de placas. Llama la atención que el Ayuntamiento no se plantease realizar una consulta sobre la ubicación del albergue y sí lo haga por la nomenclatura de s’Alamera o Vara de Rey. Llama la atención que el Ayuntamiento advierta que la consulta no es vinculante. Básicamente es un quiero y no puedo, una consulta para la galería que desprende cierto olor a cortina de humo. Mientras los vecinos le dan al click de Vara de Rey o s’Alamera, el passeig sigue abierto en canal. El 28 de febrero tendremos claro qué han elegido los vileros y seguramente también vislumbraremos lo realmente importante: si el passeig estará preparado para la llegada de turistas en Semana Santa. Eso es lo que realmente interesa a los vecinos de la zona y del resto de Vila. Lo que realmente interesa es que las administraciones se pongan de acuerdo sobre la estación Cetis, cuya reapertura anunciaron a bombo y platillo para la temporada pasada.
Los gobernantes son elegidos para tomar decisiones. Las consultas ciudadanas se hacen cada cuatro años y ahí cada uno concurre con un programa político. Es ahí donde se debe reflejar una hoja de ruta y la ciudadanía elige. Si quieren cambiar el nombre lo pueden hacer sin la necesidad de excusarse en una votación.
Abrir debates es una opción, pero gobernar es algo más, es tomar decisiones y acabar las obras a tiempo.