Eramos pocos y parió la agüela. No tenemos bastante con algunos políticos-lobbys y chorizos de poltrona, ni con el PER y el por, o con que a los extremeños, con una autonomía deficitaria y parasitaria de cabo a rabo gracias a sus dirigentes, les subvencionen los electrodomésticos o que se agote el fondo de no-reserva de los jubilatas para que leamos en la prensa estos días que en Euskadi hay un yihadista latente que es en algo consecuente: en cobrar entre pitos y flautas casi 900 euros mensuales de todos (y todas) por dormir y ser durmiente y vivir del cuento y de los impuestos que desangran a los que no somos yihadistas, ni somos nada y cada día nos levantamos a las 6 about meridian: habría que decirle al presidente Iñigo Urkullu que por lo menos sea digno en nombre del pueblo vasco y de los otros pueblos y pueblas y que no le pague ni un euro a ese señor del dinero público y privado y del concierto que Euskadi recibe del Estado Español, ni de los privilegios fiscales que permiten que los vascos sean más ricos y dispongan de más dinero que el resto del los españoles. Resulta patético que un señor argelino que se cuela en España cobre sin currar, cobre por ser un vago y supuestamente por ser un maleante porque anda soltando un discurso islámico peligroso y levantisco en mentes hueras para que actúen contra la civilización que lo acoge, que le permite no trabajar y que por si fuera poco le paga casi 900 euros «by the face» y por difundir su estulticia: por lo menos que le hagan la transferencia mensual de esos 900 euros los herederos de Bin Laden y no Cristóbal Montoro.