Menudo follón se trae el Govern balear con las tierras depositadas años ha en cuatro fincas de playa d’en Bossa, unas tierras sobrantes a consecuencia de las obras de construcción de la nueva carretera del aeropuerto. Se trata de unos terrenos propiedad de la empresa Fiesta Hotels, del Grupo Matutes. Allí se quería construir un campo de golf, pero la licencia fue denegada, así que los propietarios de las fincas piden y vuelven a pedir, sin suerte, que les retiren dichas tierras. El caso está que arde puesto que el conseller del Territorio del Govern balear, Marc Pons, manifestó en el último pleno celebrado en el Parlament que el Govern no tiene intención de retirar las tierras allí depositadas. Y claro, al no poder construir un nuevo campo de golf las tierras no hacen ninguna falta.

Así que la isla de Eivissa no puede tener un nuevo campo de golf, además del de Roca Llisa (de 27 hoyos) porque cierta clase política lo impide. El caso es que en Mallorca hay un total de 25 campos de golf y muy contentos que están porque la temporada de golf no coincide con la de sol y playa. Así lo manifiesta el presidente de la Federación Balear de Golf, Vicente Mulet, y añade que en Mallorca hay dos temporadas dentro del año: los meses de febrero, marzo, abril y mayo, y después de verano, del 16 de septiembre a principios de noviembre, lo cual permite alargar la temporada de lo cual se benefician los hoteles y el comercio en general.

Y vuelvo a playa d’en Bossa para recordar que allí se vierten ingentes caudales de aguas depuradas al mar, que bien tratadas podrían regar un nuevo campo de golf. Y por cierto, ya no hay pestilencia en el campo de Roca Llisa porque ahora riegan con aguas bien depuradas, según me han informado amigos que residen en la zona. Algo es algo. El ‘green’ es ahora un buen vecino ya que se acabó la pestilencia.