He hablado con varios amigos cubanoamericanos que viven en Miami para preguntarles qué piensan de la victoria de Donald Trump, y la repuesta ha sido que están muy satisfechos porque son del Partido Republicano. Ha ganado su candidato, vaya. El caso de mis amigos es que tuvieron que abandonar Cuba dejando allí todas sus pertenencias a causa de la dictadura impuesta por Fidel Castro, han trabajado duro y formado familias y no les ha caído nada bien la apertura iniciada por el presidente Barak Obama con el régimen castrista. La verdad es que yo les entiendo y recuerdo muy bien que navegando en un barco sueco nos encontramos con el bloqueo naval ordenado por el presidente Kennedy, viví la «Crisis de Octubre» de 1962 en La Habana, sin libertades y con sus libretas de racionamiento, que aún perduran. Así las cosas, los cubanoamericanos, en su inmensa mayoría, se han inclinado por Trump. Y Florida, un importante ‘swing state’, ha votado contra Obama. Y hay otra cosa que le reprochan mis amigos cubanos a Barak Obama: insuficiente programa de seguridad social –el ‘medic care’- que no cubre bien la asistencia sanitaria de las personas mayores con baja pensión de jubilación y, además, tienen que cotizar cada mes con un centenar de dólares.

Por otra parte, cabe recordar que durante toda la campaña la prensa norteamericana se ha decantado por Hillary Clinton, y leo en un editorial del New York Times (NYT) publicado por Diario las Américas, que el periódico neoyorkino se pregunta si Trump sabrá desempeñar «funciones básicas» del poder Ejecutivo, entre ellas el control del mayor arsenal nuclear del mundo. Además, el NYT señala que «Lo que sí sabemos es que es el presidente electo menos preparado en la historia moderna y que a través de sus discursos y acciones, ha demostrado no estar temperamentalmente capacitado para liderar un país diverso de 320 millones de habitantes». Asimismo, el NYT afirma que Trump, de quien asegura que es una persona que «miente sin escrúpulos», amenazó durante la campaña electoral con «juzgar y encarcelar a sus oponente políticos» y hasta reducir la libertad de prensa.

Y en el Nuevo Herald de Miami, en un artículo de Andrés Oppenheimer, le dice a Trump que «usted ganó las elecciones con la ayuda del director del FBI, James Comey, y de Wikileaks, que según funcionarios de Estados Unidos es una organización apoyada por el gobierno ruso. Insiste Oppenheimer afirmando que lo más probable es que usted no hubiera ganado si el director del FBI no hubiera dado el paso altamente cuestionable de anunciar a menos de dos semanas de las elecciones del 8 de noviembre que había encontrado miles de e-mails de la candidata demócrata Hillary Clinton, que según él debían ser investigados.

James Comey anunció cuatro días antes de las elecciones que la nueva investigación no había encontrado nada, pero los e-mails de Clinton dominaron los titulares durante los últimos diez días, y eclipsaron totalmente los titulares anteriores de que usted se negaba a mostrar su declaración de impuestos, de sus quiebras comerciales, del escándalo de la universidad Trump y otros. Y la filtración diaria -finaliza Oppenheimer- de miles de correos electrónicos de la campaña de Clinton por Wikileaks sin duda también le ayudó a ganar”. Así que mis amigos de Miami tienen razón, pero también la tiene la prensa citada. Y para bien de todos: ‘God bless America’.