Hemos podido leer en estas páginas un elogio al derecho de propiedad y al libre comercio, con ocasión de la explotación empresarial de los pisos en plurifamiliares. Lo firma un destacado agente de la propiedad inmobiliaria, a su vez significado miembro del partido Proposta X les Illes, PI, que tiene representación en la Villa de Portmany.

Me salto las referencias a la Constitución, a la Directiva Bolkenstein y a la Comisión de Competencia, porque haría el artículo largo y tedioso, y el debate no sólo es sobre legalidad, sino más bien sobre la conveniencia.

A continuación se analizan dos de las cuestiones, estas sí, relevantes para el debate público. La primera de ella es el aumento del precio de la vivienda, tanto en compra como alquiler. Se enumeran siete razones por las que esto sucede, entre ellas su utilización como piso turístico. Dicho de otra manera, es una razón entre siete, y por tanto no sólo tiene la culpa su uso turístico. La vieja técnica del “divide y vencerás”, o del ventilador. No cuela porque ya son mu- chos residentes en Ibiza cuyos contratos no son renovados, para dedicarlos al alquiler turístico ilegal. La gente puede encontrar un techo de Noviembre a Abril. El verano, a la playa a vivir.

Ocurre que las otras seis razones, esas sí, son completamente legales a día de hoy, y sin embargo el uso turístico no lo es. Parece que cumplir la ley no es importante. El supuesto amparo que la LAU da a los alquileres turísticos no es tal, sino sólo un uso fraudulento de la norma. Se pretende ejercer una actividad mercantil/empresarial al amparo de una norma civil, pensada para el arrendamiento civil de la vivienda. Con ello estamos dónde siempre: los que no cumplen la ley reclaman su derecho a no cumplirla.

¿Cuando propondrá a su partido político que en San Antonio se derogue el plan general del municipio y se permita hacer, hoteles, pisos turísticos, industrias molestas en cualquier lugar?

¿Para qué vamos a dibujar tantos planos y redactar tantas ordenanzas para luego decir que podemos hacer lo que a nuestro interés convenga, dónde nos dé la gana, que para eso soy el dueño ? Tendremos que cerrar la concejalía de urbanismo y volver a la ley de la selva.

Los edificios residenciales se edifican en parcelas con uso residencial, al amparo de una licencia para edificar viviendas, no para edificar un alojamiento turístico. Y todo ello cumpliendo una normativa urbanística, que es derecho necesario e indisponible. Sin embargo, queremos permitir que un sólo vecino pueda alterar el destino del inmueble, por intereses particulares, del propietario y de la inmobiliaria que lo arrienda. Toda Ibiza convertida en Hotel.

En segundo lugar, los problemas de convivencia. Misma técnica que para la cuestión anterior: ocurre siempre y en todo lugar, por tanto no es un problema particular del alojamiento turístico. Sin embargo, son legión los vecinos que se quejan de los ruidos y molestias de los turistas alojados en edificio residenciales.

No hay que ser cínico, no es un problema temporal. Si tienes la desgracia de tener un piso turístico en tu escalera, cada semana cambian los huéspedes y tienes ruido y follón cada semana de nuevo, nunca sabes quién te toca la siguiente.

Y como es un “problema de orden público” no aparece nadie de los que se lucran (intermediarios y propietarios) para poner orden en el asunto. Hay que llamar a la policía local (los del alquiler turístico son listos como el hambre, les pagamos entre todos el conserje, la seguridad, la recepción y el sereno), que pueda venir y sino, pues aguantarse.

Una tercera cuestión muy importante, la seguridad. A día de hoy, nadie sabe quién se aloja en los pisos turísticos. Y no es una cuestión menor, basta haber leído la prensa esta semana.

La conclusión es clara. La ley se debe cumplir, y si se ha construido/comprado una vivienda residencial, ese debe ser su destino, y no se puede alterar sólo porque convenga a algunos. Los edificios residenciales deben destinarse a eso, y sólo si todos los vecinos están de acuerdo, y cumplen la misma normativa que los demás, se pueden dedicar al negocio turístico.

Muchas ciudades, San Francisco, Barcelona, Amsterdam, Berlín están dando marcha atrás en este camino y ahora Nueva York (meca del libre mercado y ciudad competitiva dónde las haya) ha prohibido los anuncios de alquileres de menos de treinta días, salvo que se conviva con el propietario/inquilino de la vivienda. Esto es economía colaborativa de verdad, y además se hace cumplir la ley. Dos razones para la prohibición: aumento del precio de la vivienda y problemas de convivencia. Hay que ver, cuánto nos vamos pareciendo a Nueva York.