Me parece que el problema del PSOE no se resolverá si se cambia a Sánchez por otro líder. El problema es mucho mayor, de calado, de haber abandonado el centro político para intentar ocupar un espacio político que, ahora mismo, tiene más que consolidado Podemos. El PSOE lleva años que no sabe bien qué espacio político ocupa. Han ayudado las frivolidades políticas de Zapatero en su momento o, en clave balear, los pactos de Antich con UM o los recientes de Armengol con Podemos. El electorado está despistado. Y el votante de centro busca refugio ahora en PP y Ciudadanos. El PSOE debe competir por el electorado de izquierdas con un partido como Podemos que todavía genera ilusión entre el electorado. Parece que Sánchez quiere unas primarias y un congreso para que todo siga igual. Si gana se repetirán elecciones generales y volverá a perder escaños. El problema se mantendrá.

Una parte del electorado moderado, que tiene más que motivos para no votar al PP, seguirá votando a Rajoy con la nariz tapada o buscará refugio en Ciudadanos. Pero de la socialdemocracia de la que ha presumido el PSOE durante años no queda ni rastro. No hace falta ser un experto en política para ver que el centro decide gobiernos, como así fue con UCD, Felipe González y Aznar. El PSOE tiene un problema de identidad grave, que Sánchez ha agravado con una política del ‘salvese quien pueda’, en la cual se ha olvidado por completo en buscar el diagnóstico de cómo ha llegado hasta donde están los socialistas. Mientras no analicen qué ha pasado en estos cinco o seis años, la degradación seguirá en el PSOE. Sánchez posiblemente se irá, pero los socialistas perderán cada vez más su perfil político para ser alternativa real de gobierno.