El 6 de junio de 2016 a las 02.00 horas de la madrugada llegaba Aitor. Un pequeñajo que me regaló una primera imagen de él haciendo pis, bocarriba, mientras una matrona, una enfermera y una pediatra le atendían. Un pequeñajo tranquilo y gordete que vino con algún que otro problema de salud del que seguro se recuperará y que a modo de pequeño buda feliz me ha demostrado que la vida es tan maravillosa que no podemos dejar de disfrutarla ni un segundo.

Ya lo decían unos y otros y es verdad. Ahora mi percepción de las cosas es totalmente diferente. Sin que suene a peloteo las mujeres son súper heroínas. Sí, señores, varones, hombres del mundo, ninguno de nosotros podríamos soportar el dolor tan intenso de un parto ni aguantar el esfuerzo que supone tener un bicho creciendo en tu interior durante nueve meses. Y eso por no hablar de lo que les viene después… Y es que al final, nosotros prácticamente sólo ponemos la semillita. Así que si son ustedes de los que piensan que somos el macho dominante, bajen del burro y ayuden, colaboren y arrimen el hombro porque al final ellas y el niño / a se lo merecen más que nadie.

Y por supuesto, aprovecho para agradecer profundamente el enorme trabajo de todo el área de Maternidad y Pediatría del Hospital de Can Misses. Igual que en ocasiones este centro ha sido criticado, en este caso sin ellos nada hubiera sido posible. Mil gracias por hacernos sentir como en casa, devolvernos genial al pequeñajo, y por supuesto, permitirnos que nuestra vida sea mucho más feliz desde este 6 de junio.