Es un asunto de confianza. Eso no lo entienden en Mallorca ni lo pueden entender, pero es la clave del asunto. Podem Eivissa ya no se fía de sus socios de Palma: PSIB y Més. Los partidos que conforman el Govern quieren que Podem se entregue ciegamente en sus brazos y que confíen en que el reparto de lo que se recaude con el impuesto turístico se hará atendiendo a criterios equitativos y justos. Pero ahí radica el problema, Podem no confía en ellos. Y esa desconfianza no se fundamenta en un capricho, ni en un antojo ni en una manía. Se fundamenta en una actuación política hostil y predeterminada por parte de Més, la formación que casi fue hermana de Podem en las elecciones autonómicas y en las generales. Més no tiene implantación en las Pitiusas pero ha decidido que quiere tenerla, aunque sea fichando a los de Guanyem Eivissa, que eran los de Podem pero ya no lo son. Se trata de una batalla política en toda regla por las actuaciones hostiles de Més en Eivissa. Que le pregunten a Aitor Morrás y a Toni Sánchez-Tirado, que no le perdonan a Joan Ribas que siendo de Guanyem, la marca blanca de Podem, fuese en las listas de Més para las generales como número tres. Hay cosas que no son fáciles de digerir y pretender que en estas circunstancias Podem entregue millones de euros al Govern sin saber en qué se van a gastar ni dónde, es mucho pedir. Los ‘podemitas’ temen que el dinero recaudado por el Govern sea invertido en proyectos que favorezcan no a Eivissa, sino a la implantación de Més en las Pitiusas con quinta columnistas que ostentan cargos públicos porque fueron elegidos en las listas de Guanyem. Algo intolerable para Podem. Un problema de confianza.