Este miércoles, hablando por teléfono con el poeta, escritor y gestor cultural Carles Fabregat con motivo del inicio un día después de un nuevo trimestre del ciclo Anem al cine que él mismo impulsó junto a Toni Roca en el año 1991 se me olvidó darle las gracias. Así que ahora aprovecho estas lineas para agradecerle que me siga permitiendo seguir siendo un cinéfilo que disfruta del cine.

Por partes. Gracias fundamentalmente por seguir manteniendo viva la llama del cine independiente, ese cine que sólo unos locos (y a mucha honra) vemos y que se aleja de las grandes superproducciones de Hollywood que desde hace tiempo se han bautizado con el término pedante de cine de mainstream. Gracias por acercarnos ese cine que se hace en países tan distintos a nosotros como Irán o Islandia, e incluso en otros como el Reino Unido o Francia, y que por desgracia, en Eivissa si no fuera por su insistencia no podríamos disfrutar. Gracias en definitiva por seguir manteniendo viva la ilusión de los que vemos el cine como un arte y como un espectáculo mágico, y por no darse por vencido y seguir apostando por esas películas «que nadie ve y que son para raros».

Pero Fabregat y los Multicines Eivissa no son los únicos a los que se me olvidó darles las gracias durante los últimos tiempos. Los agradecimientos se extienden a los hermanos Torres, propietarios del centenario Cine Regio y que lucharon lo indecible para que su cine no cerrara y permitirme así ver como muchos otros ibicencos la nueva de Star Wars como antiguamente, en platea y tras escuchar la banda sonora mientras se descorría la cortinilla; a los gestores del Teatro España de Santa Eulària por crear otra sala para otro público, y a Gerardo, del Ayuntamiento de Sant Josep, por seguir inasequible al desaliento con su Tapacine y que, al igual que Anem al cine, permite ver películas del género independiente. En fin, gracias a todos vosotros por permitirme seguir siendo un cinéfilo.