Ninguna de las medidas impulsadas en los últimos meses por el Govern balear ha conseguido hacer explotar la burbuja inmobiliaria que viven las Pitiusas y más concretamente el mercado de alquiler. Por muchas multas a las plataformas de alquileres que imponga el Ejecutivo autonómico, los precios del alquiler de pisos para residentes siguen siendo disparatados, muy lejos del sentido común y de la capacidad económica de los trabajadores. Este periódico publicaba el lunes nuevos casos denigrantes, como el de los 1.000 euros que se solicitan por una cama en una habitación en un piso compartido. No se trata de un apartamento de una habitación, que el precio ya sería disparatado, sino de una sola cama. Por lo visto, Ibiza sigue siendo la isla de los abusos inmobiliarios.

No hay solución.
Es difícil de entender que las administraciones no hayan conseguido poner freno a este descontrol de la burbuja inmobiliaria. La Ley de pisos turísticos, aprobada por el Parlament hace unos meses, tenía que poner freno a esta actividad y, teóricamente, los apartamentos debían volver al mercado para uso de residentes y trabajadores. Pero no ha sido así. La burbuja inmobiliaria continúa flotando, los precios siguen subiendo y no hay soluciones a corto y medio plazo para estabilizar la situación.

Poco margen de movimientos.
Lamentablemente poco se puede hacer en estas circunstancias. Durante la próxima temporada habrá trabajadores que tendrán que dormir en coches, furgonetas, campamentos ilegales o donde se pueda. Al igual que sucedió el verano pasado, los jóvenes se verán obligados a compartir piso, si es que encuentran, y muchos propietarios harán su agosto durante todo el año. Los pisos de alquiler turístico no han vuelto al mercado y siguen siendo para uso turístico, pero lo que parece claro es que la normativa, la persecución de esta oferta por parte del Govern balear, no está teniendo ninguna consecuencia en la estabilización del mercado, al menos por ahora. La situación esta temporada parece que será peor que la anterior. Y nadie parece capaz de parar este atropello para los ciudadanos y trabajadores.