Esta es una carta especial, un deseo, un sueño, un instante compartido. Somos libreros y es hora de dar un golpe en la mesa, es el momento de decir que aquí estamos y no nos vamos a ir. A pesar de un mundo en constante cambio, a pesar de la falta de compromiso de las instituciones con nuestro oficio, no nos vamos a mover de aquí. Creemos en lo que hacemos, sentimos que somos una parte muy importante de la cultura de un barrio, de una ciudad, de un país. La gente ha de conocernos, ha de comprender nuestro esfuerzo y dedicación y necesitamos de vuestro apoyo para ello. Son pocas las noticias en las que se habla de nuestro oficio, pocas las veces que si no es por algo negativo, se habla de lo que hacemos y amamos. Soñamos despiertos, disfrutamos de nuestro amor por las historias, por las vidas de otros que protegemos y recomendamos a cualquiera que se decide a entrar en nuestro refugio literario. Siempre miramos hacia delante nunca nos rendimos a pesar de todo. Como decía Baudelaire, nos embriagamos de poesía, de una pasión que sale de lo más profundo de nuestro espíritu. Una librería es un baluarte, una defensa contra el vacío absoluto, contra el silencio más aterrador. Antes de que tengamos que aprendernos los libros de memoria, queremos luchar por mantenerlos, por vencer a cualquiera que quiera acabar con nuestra forma de vida. Hoy la marea está alta y no se ve la playa, pero mañana será otro día y podremos caminar y sentir la arena.