La Guardia Civil trasladando el cadáver de una de las víctimas. | Joan Socies

«Será un día muy largo. Mucho», anuncia un veterano de la Guardia Civil. Miércoles 10 de octubre, son las 7.30 de la mañana y amanece en Mallorca. Sant Llorenç y s’Illot, sin embargo, llevan doce horas sumidos en la oscuridad más absoluta. Desde que una riada se llevó por delante a cientos de vehículos y mató, por lo menos, a diez personas. La peor catástrofe de las últimas décadas en la Isla.

Durante la noche, los equipos de emergencia llevaron a cabo más de 450 rescates de personas: la mayoría en Sant Llorenç y alrededores. La Guardia Civil sacó de coches a 200 conductores atrapados y cincuenta vecinos que no podían salir de sus casas anegadas. Y se intensificó la búsqueda de un niño desaparecido.

Rescates

El resto eran residentes que estaban subidos a árboles, azoteas o simplemente bloqueados por las toneladas de escombros que cubrían la zona cero del desastre. «Las primeras dos horas han sido claves: sabíamos que nos enfrentábamos a una tragedia, pero podría haber sido muchísimo peor. Había mucha gente en apuros que pudo ser salvada. Dentro de la desgracia, nos quedamos con eso», apuntó uno de los máximos responsables del operativo. Que ha sido uno de los más grandes que se recuerdan en Mallorca: 630 efectivos entre guardias civiles, militares, policías nacionales y locales, bomberos, psicólogos, voluntarios y técnicos del 112.

Los daños son millonarios y Sant Llorenç será declarada zona catastrófica, tras recibir un aguacero de 230 litros por metro cuadrado en pocas horas. «Es una cantidad que no aguanta ningún pueblo o ciudad», señalaron desde el 112. Los daños son millonarios y hay cientos de coches dañados, muchos de ellos en estado de siniestro total. También hay decenas de viviendas con daños en la estructura y cientos que han sufrido algún tipo de inundación. La noche, como se preveía, sólo fue el preludio de lo que estaba por venir.

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Entre las diez y las once se hallaron los dos primeros cuerpos: el del exalcalde de Artà, Rafel Gili, en la carretera de Canyamel y el de un hombre mayor ahogado en su vivienda de Sant Llorenç. A la 1.30 horas apareció el cuerpo sin vida de una señora de edad en esa misma localidad. Dos horas después, se halló a un británico que se había ahogado en un taxi, en s’Illot. Ni su compatriota ni el chófer estaban en el coche. A las seis de la mañana se halló al segundo británico y a continuación se encontró el cadáver del chófer. El desastre iba a más a cada hora que pasaba y el cuerpo del taxista se localizó en el mar en s’Illot, en la desembocadura del torrente. Cerca de ese tramo, también en el agua, los equipos de emergencias sacaron a la séptima víctima mortal. Las siguientes víctimas en ser localizadas fue una madre llamada Joana Lliteres, en la zona de Son Carrió, que logró rescatar a su hija pero no a su hijo, que sigue desaparecido. Y cuando ya caía la tarde la víctima número 10 fue una holandesa que murió también cerca de Son Carrió. En la noche de este miércoles se buscaba intensamente al hermano de cinco años de la citada niña fallecida y no se descartaba que haya otros desaparecidos.

Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, visitó la zona cero de la tragedia y quedó impactado por cómo habían quedado las calles de Sant Llorenç tras el paso de la riada. El ejecutivo ha prometido ayudas económicas rápidas para que el municipio pueda recuperar cuanto antes la normalidad.

Despliegue

Anoche, la Dirección General de Emergencias tenía a más de un centenar de efectivos desplegados en Sant Llorenç, s’Illot y Son Carrió. La prioridad era encontrar al menor que viajaba con su madre fallecida y su hermana. Este miércoles ya se celebró el primer funeral, en concreto el del exalcalde de Artà.

Los fallecidos fueron trasladados hasta el anatómico forense de Palma, donde las autopsias confirmaron que casi todos murieron ahogados.