Cuando aún no se han cumplido ni 24 horas de la catastrófica tormenta que ha afectado Sant Llorenç del Cardassar y la zona del Llevant de Mallorca, cientos y cientos de personas llevan horas tratando de sacar el agua y el barro del interior de sus viviendas, y rescatar algunos de sus objetos personales. | Antoni Pol

Cuando aún no se han cumplido ni 24 horas de la catastrófica tormenta que ha afectado Sant Llorenç del Cardassar y la zona del Llevant de Mallorca, cientos y cientos de personas llevan horas tratando de sacar el agua y el barro del interior de sus viviendas, y rescatar algunos de sus objetos personales.

Este martes había previsión de lluvias, alerta amarilla, pero nadie preveía su virulencia. Muchos vecinos se encontraban en sus casas cuando comenzó la tormenta. «Eran las ocho y media o nueve, estábamos en casa y empezamos a oír el agua. Al abrir la puerta nos encontramos con todo esto. Seguramente, el agua debía venir de la montaña y una riada se llevó todo. Tuvimos que salir corriendo», explica Magdalena María Fernández, desde la Colònia de Sant Pere.

Otra vecina, Bel Sansó, apunta que «el problema es que el agua no se ha conducido hacia torrent Gros. Todo el agua de las carreteras de arriba y de las fincas ha entrado directamente en el pueblo, tirando paredes, árboles,... Un desastre».

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Desde primera hora de la mañana, las calles se han llenado de muebles, la vida entera sobre el lodo de afectados que achican sin descanso. Muchas cosas se perderán. «No sé qué vamos a podemos recuperar», lamentaba esta mujer, mientras explicaba que el agua alcanzó un metro y veinte centímetros en su vivienda.

Otros vecinos nos abren las puertas para que seamos testigos de la magnitud del desastre que les arrebata sin permiso parte de los recuerdos de su vida. Sacan sacos y sacos de objetos ya inservibles, y las marcas marrones sobre la pared recuerdan el drama y el pánico vivido horas antes en el interior de sus casas.

La zona de la catástrofe, aún con decenas de desaparecidos, trata de recomponerse. Lo hace a duras penas.