Torrente de agua en las murallas de Dalt Vila. | Rafa Ruiz

Los ciudadanos de Vila volvieron a ser testigos ayer del desorden y el caos que se forma en la ciudad cada vez que caen cuatro gotas. Si bien es cierto que ayer hasta las 21 horas ya se habían alcanzado los 37,4 litros por metro cuadrado, según los datos de la web www.meteoibiza.com. Mientras que el pluviómetro instalado en el aeropuerto por la Aemet registró entre las 19 y las 21 horas 32,8 litros/m2.

El panorama durante la tormenta de verano de ayer por la tarde era bien conocido por los vilers: calles y locales inundados, cloacas desbordadas, atascos en las grandes avenidas y sumideros que no daban abasto ante tanta cantidad de agua.

En la calle Pere Francès, en pleno barrio de es Pratet, tres chicas (quizás turistas) posaban para una fotografía con los pies descalzos en el agua, inocentes e ingenuas, y ajenas a que lo que rozaba sus pies no había salido de un manantial.

El puerto, afectado

En el puerto de Vila, testigos aseguraban que voluntarios de Protección Civil trabajaban anoche achicando agua de locales que se habían inundado por culpa de la rotura de una cañería cerca de la plaza de sa Tertúlia. Los bomberos también tuvieron que acudir a varios restaurantes y establecimientos de la zona anegados por las precipitaciones. Con la ayuda de autobombas achicaron el agua acumulada en numerosos locales de la fachada marítima.

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En cuestión de unas horas los bomberos tuvieron que atender una veintena de servicios. Otra de las zonas más afectadas fue el pueblo de Jesús. Aquí los principales problemas se concentraron en los bajos comerciales y locales, que quedaron completamente inundados por la gran cantidad de agua acumulada.

Y en el barrio de ses Figueretes, más de lo mismo. El agua, que bajaba por las calles a sus anchas, les llegaba por la mitad de las ruedas a los coches y motocicletas aparcadas .

Túneles inundados

Los túneles de la carretera que une el aeropuerto con Vila también sufrieron las consecuencias de la tormenta y volvieron a inundarse, como el pasado sábado. En esta ocasión, además, también provocó que al menos tres vehículos (uno de ellos un taxi) quedaran atrapados y sus conductores tuvieran que salir de sus coches mojados hasta las rodillas. Este tramo de vía todavía estaba cortado a la circulación al cierre de esta edición.

Las precipitaciones que cayeron a mediodía también provocaron, en mayor o menor medida, algunos accidentes en los cinturones de ronda de la ciudad de Eivissa, aunque sin consecuencias graves para sus ocupantes.

Esta vez, por suerte, el túnel del Camí des Ferró, que conecta Vila con Puig des Valls, aguantó bien el chaparrón y no se inundó, como ya ocurrió en septiembre del año pasado.