Company consiguió una demostración de fuerza de gran calado interno. Foto: JAUME MOREY

La presentación de Biel Company como candidato a la presidencia del PP se convirtió en una apoteosis regionalista. Más de 150 militantes, muchos de ellos históricos y mezclados con cargos actuales y jóvenes llegados de toda Mallorca, cerraron filas en torno al político mallorquín, que hizo una llamada a la unidad, a saber escuchar y atender a las bases, y a recuperar «el orgullo de ser del PP». En un momento de su discurso, Company pasó a hablar en castellano para desmentir «a los que me tratan de nacionalista o catalanista. No es cierto. Soy regionalista en el mismo sentido que pueda serlo alguien de Extremadura o de otros lugares en defensa de inversiones para su comunidad».

Dique de contención

También definió a su partido como «el único capaz de actuar de dique de contención de las políticas populistas que ahora nos gobiernan. Están obsesionados en revisarlo todo por interés ideológico o partidista». Insistió también en que el PP «es el único capaz de aglutinar, ante los excesos de la izquierda, al electorado moderado, que es la mayo- ría de nuestra sociedad».

El candidato también proclamó su «tolerancia cero ante la corrupción. No consentiré malas prácticas. Seré inflexible en este aspecto», aunque, «de la misma manera», también se mostró partidario de «respetar la presunción de inocencia».

Entre los más de 150 asistentes se encontraban Martí Sansaloni, Rosa Estaràs, Pere Rotger, Miquel Ramis, Francesc Fiol, Joan Huguet, Cati Soler, Núria Riera, Andreu Matas, Pep Ignasi Aguiló o Catalina Cirer. Los dos momentos más emotivos fueron cuando entró en la sala entre una gran ovación Mateu Isern (purgado por Bauzá en 2015) y Margalida Moner, que llegó en silla de ruedas. Fue un día de reencuentros y abrazos.