Imagen del precinto policial desplegado en el portal del inmueble de Vila donde fue asesinada Ada Graciela. Foto: TONI ESCOBAR | Redacción Sucesos

El ligero repunte de los robos con violencia (3,6%) es uno de los datos que afean un balance de criminalidad marcado por los descensos en las Pitiusas, a pesar del repunte del 2,2% registrado en el cómputo de las Illes Balears.

El Ministerio del Interior facilitó ayer los datos al cierre de 2016, unas estadísticas que arrojan un balance positivo en Ibiza. Así, entre enero y diciembre de 2016 se registraron 14.069 infracciones penales, frente a 15.159 de 2015.

Según los datos oficiales, los robos con fuerza en el interior de domicilios bajaron un siete por ciento, y subieron los robos con violencia o intimidación un 3,6% (287 por 277, 10 más).

Durante el pasado año también se registró un descenso de los hurtos de un 11,3% (6.618 en 2016 frente a 7.464 del año anterior).

Las cifras propias del municipio de Ibiza recogen una caída del 1,4% en la tasa de criminalidad. La capital de Ibiza acumuló 3.954 infracciones de enero a diciembre de 2016 frente a las 4.010 del 2015.

La nota más negativa en las estadísticas de Vila es el asesinato de Ada Graciela a manos de su expareja. Este caso de violencia de género fue el único asesinato registrado en las Pitiusas en 2016.

Formentera

En la pitusa menor las infracciones penales registran un 1,4% de subida, sumándose 780 en 2016 frente a las 769 de 2015, cifras prácticamente idénticas a las de los últimos años.

Los robos con fuerza en domicilios bajaron un 16,6%, 126 frente a 151 de 2015, rompiendo una tendencia alcista. Por contra, se contabilizaron 3 robos con violencia más (6 frente a 3). Bajaron los hurtos un 1,6% (182 por 185).

Los datos de Ibiza y Formentera contrastan con los de Mallorca y Menorca, islas donde las infracciones penales aumentaron.

El año pasado se denunciaron en Balears 68.158 delitos y faltas, un 2,2 % más que los registrados en 2015, según los datos del Ministerio del Interior. Las Illes Balears es una de las cuatro autonomías donde creció la criminalidad, junto con Navarra, Madrid y Cantabria.