En marcha. Norina, flanqueada por las doctoras Victoria Bonet y Susana López, ayer en Can Misses. | Toni Escobar

Hasta un año y medio es el tiempo de espera en el hospital Can Misses para someterse a un tratamiento de reproducción asistida, concretamente fecundación in vitro, y que establece como límite de edad los 40 años. «No tenemos lista de espera en inseminación y en fecundación in vitro está entre un año y un año y medio», dijo ayer la ginecóloga y coordinadora de la Unidad de Reproducción Asistida de Can Misses, Victoria Bonet. La Unidad de Reproducción Asistida realizó 75 ciclos de inseminación artificial en 2016, los mismos que el año anterior aunque los porcentajes de éxito han mejorado y se ha llegado a un 17% de en los casos de inseminación artificial de parejas, con 63 ciclos y diez embarazos. En las inseminaciones por donante de semen llega a un 50% la tasa de éxito con doce ciclos y seis embarazos. Las tasas de éxito de la fecundación in vitro son de un 42% con más de 60 casos. Las indicaciones de cada tratamiento depende de cada paciente. Si en los cuatro ciclos de inseminación que se establecen como límite en la sanidad pública una paciente no se queda embarazada pasa a fecundación in vitro.

La Unidad de Reproducción Asistida, que se puso en marcha en 2010, realiza el proceso de inseminación completo y parte del proceso de fecundación in vitro, salvo la extracción de los óvulos y la transferencia del embrión a los dos o tres días que se realiza en Son Llàtzer. De las 296 punciones para la extracción de ovocitos del año pasado, 82 correspondían a pacientes del Área de Salud. Una de ellas es Norina Major, de 34 años, con un problema de obstrucción de trompas, que ha logrado quedarse embarazada por fecundación in vitro en Can Misses después de nueve años queriendo tener un hijo. Ha pasado por cuatro intentos fallidos de inseminación y una primera fecundación en Burgos. «Lo he intentado varias veces en otro sitio. Estoy muy contenta con los médicos que me han ayudado a conseguir lo que quería», dijo ayer Norina, acompañada de Victoria Bonet, su ginecóloga y coordinadora de la Unidad de Reproducción, y de la doctora del servicio Susana López Villegas.

En 2006 cuando vivía en Burgos se sometió a los tratamientos de inseminación y llegó a esperar dos años a que la llamaran «porque decían que era muy joven». Después de un embarazo natural siguió intentándolo y en su segunda oportunidad, la última de la sanidad pública, logró quedarse embarazada en Can Misses. Por motivos laborales de su marido se trasladaron a Ibiza en 2014. Hace dos años acudió a su médico de cabecera en el centro de salud de Santa Eulària porque quería seguir intentándolo. «Estuve esperando un año a que me llamaran», dijo. Una vez en la Unidad de Reproducción Asistida de Can Misses se sometió a su segundo intento de fecundación in vitro y logró su objetivo.

Ahora está de 18 semanas y dos días de una niña que ya tiene nombre, Ella, que nacerá en julio. «Espero que nazca sana y que salga todo bien», dijo.

Reconoce que el proceso «es complicado psicológicamente pero te ayudan mucho». Ha pasado por varias hiperestimulaciones ováricas y ha tenido que estar ingresada.

Las mujeres que se quieren quedar embarazadas a través de la Unidad han de llevar más de un año intentándolo sin poner ningún método anticonceptivo. El médico de cabecera le remite después a Can Misses. «Le hacemos un estudio completo tanto de las mujeres como de los hombres, si son pareja», dijo la doctora López Villegas. La edad límite para acceder a estos tratamientos ha de ser inferior a 40 años. «Por encima de los 43 años, los resultados son malos», apuntó Bonet.