El empresario ibicenco acudió ayer a la comisión de investigación de las carreteras de Ibiza y recordó que le tienen que pagar cada año por la ocupación de sus terrenos con las tierras de las obras de las carreteras. | Joan Torres

El empresario y exministro de Asuntos Exteriores Abel Matutes aseguró ayer que no utilizó su influencia para aprovecharse en 2006 de la construcción de las autopistas de Ibiza. «No me he beneficiado de la política», subrayó ante la comisión de investigación del Parlament balear.

«Mis empresas tampoco se han beneficiado, al revés, han salido perjudicadas», ha manifestado Matutes, quien ha relatado que el depósito en una finca de su propiedad de 800.000 metros cúbicos de tierras procedente de las obras de las carreteras fue nocivo para sus intereses.

El exministro del PP, que se retiró de la política en 2000, explicó que no solo no tenía el propósito de aprovechar las tierras, que aceptó acoger para evitar el tránsito en verano de cientos de camiones por las carreteras ibicencas, sino que eran incompatibles con la creación de un campo de golf porque estaban contaminadas.

«Me tienen que pagar cada año 100.000 euros por esta ocupación de tierras» por sentencia del Tribunal Supremo, insistió Matutes, que precisó también que reclamó la retirada de los restos de las obras y denunció a las empresas responsables antes de que se le denegara la licencia para construir el campo de golf.

Matutes defendió los «desdoblamientos» ejecutados en las carreteras entre Ibiza y Sant Antoni y entre la capital pisiusa y el aeropuerto, porque «se han ahorrado los 30 muertos que de media se producían cada año» y se han evitado atascos que hacían que se pudiera tardar «tres horas» en llegar al aeropuerto.

El compareciente ha negado que la sentencia del Tribunal Supremo que condena a la constructora y subsidiariamente al Govern a indemnizarle por las tierras depositadas en sus fincas señale la existencia de un acuerdo previo con el empresario que ganó el concurso, Matías Arrom, al que ha dicho no conocer.

Respecto a la carta en la que se mostraba dispuesto a quedarse con una cuarta parte de las tierras, explicó que respondía a la oferta pública de sustrato vegetal que había hecho la empresa a través de la prensa, pero ha asegurado que su proyecto de campo de golf no requería de aportes externos.

En respuesta a si la fundación que lleva su nombre, de cuya labor altruista ha hecho gala, donó alguna vez fondos al PP balear o a la fundación afín Antoni Maura, Matutes ha dicho tajante que «nunca», describió como superficial su relación con Jaume Matas y ensalzó a la exconsellera de Obras Públicas Mabel Cabrer, bajo cuyo mandato se construyeron las carreteras.

El diputado de Més David Abril ha incidido en el hecho de que el empresario fue indemnizado por la expropiación de unos terrenos por encima de su valor, lo que él ha justificado en un error de valoración de los terrenos porque figuraban como urbanos sin serlo en el catastro, y ha añadido que pasó lo mismo en otros casos y fue el primero en devolver el sobreprecio.

El socialista Enric Casanova preguntó a Matutes por su hija Stella, que fue consellera de Vías y Obras cuando se construyeron las carreteras polémicas, y el exministro ha respondido que nunca influyó en su trabajo ni tuvo conocimiento previo de los proyectos.

Ha relatado lo que le dijo cuando ella le consultó la oferta para integrarse en la candidatura del PP que la llevó a ser consellera insular: «Si quieres mi opinión, me haces falta en la empresa, la política no es un buen negocio, deja siempre amarguras por el camino; mi consejo es que no aceptes».

El exministro, excomisario europeo, exalcalde de Ibiza, exsenador y exdiputado, de 75 años y propietario de un grupo empresarial con negocios hoteleros y de transportes, decidió declarar ante la comisión en castellano al conocer que su comparecencia iba a ser retransmitida por internet.