«Estábamos a 25 millas al este de es Freus cuando vimos un amasijo de palangre y cabos de pesca. Pensábamos que la tortuga estaba muerta, pero nos acercamos y nos llevamos la sorpresa de que estaba viva», explica Pedro Matutes Barceló, que el sábado salió al mar como pescador aficionado cuando se encontró la desagradable sorpresa de una tortuga boba atrapada en los aparejos de pesca mencionados. Según cuenta, primero vieron otra tortuga libre, nadando, pero segundos después se percataron de que cerca de este primer ejemplar había otro enredado en estos utensilios de pesca que no se movía. Pese a ello quisieron comprobar si quedaba cualquier atisbo de vida y se dieron cuenta de que la tortuga boba (caretta caretta) atrapada seguía con vida, por lo que la subieron a la embarcación para, con cuidado de no hacerle daño, liberarla de las redes. «Así que con mucho cuidado fuimos retirando ese cabo, comprobamos que no tenía ningún tipo de lesión y finalmente la liberamos al mar en perfecto estado», asegura. «La verdad es que estamos contentos de haberla encontrado con vida porque, por desgracia, es habitual encontrar tortugas muertas por anzuelos o enredadas en enseres de pesca», explica este ibicenco aficionado al mar.

Este verano, por el momento, se han encontrado al menos seis tortugas boba muertas en aguas pitiusas. La última frente a es Cavallet, según denunció un vecino ayer a través de Facebook. Las principales causas de la muerte de estos ejemplares es la contaminación del mar (ingieren plásticos porque los confunden con comida), por enseres de pesca abandonados en el mar o bien directamente por golpes con embarcaciones.

En caso de encontrar una tortuga muerta o herida se debe llamar al 112 para que determinen quién se debe movilizar y qué se debe hacer.