Los buenos sentimientos se heredan o por lo menos algunos intentan seguir los proyectos de sus mayores, a los que admiran. Es lo que le pasa a Luna del Árbol, nieta de Ricardo del Árbol, de la ONG de cooperación al desarrollo Dignidad, que ejecuta desde el año 1994 diferentes proyectos de colaboración en Mozambique, que es uno de los cinco países más pobres del mundo.

Desde hace tiempo Luna quería seguir a su abuelo en sus proyectos, por ello lleva dos años ahorrando para pagar su viaje y el de su novio, Ángel Vázquez, que se dedica a asuntos audiovisuales. Y por fin hoy la pareja, acompañada por el abuelo de Luna, comenzarán un viaje de cinco horas que los llevará a Maputo y luego, después de algunas horas más en carretera, a la provincia de Zambecia, a la zona de Milange, en la frontera con Malawi, y a Luabo, en la ribera del río Zambeze.

El proyecto, que está financiado a través de crowfoundig en Verkami y con la que pueden colaborar a través del enlace http://vkm.is/mozambique, trata de hacer un documental bajo el título Salvar a los blancos en el que se pretende darle la vuelta a la tortilla. El «contradocumental», como dice Luna, tiene como objetivo explicar todas aquellos aspectos de la vida de los mozambiqueños que pueden enriquecer la existencia de los occidentales y cambiar, sobre todo, la visión paternalista que se hace de la cooperación como una misión en una sola dirección, «cuando ellos también tienen mucho que ofrecer», explican Luna y Ricardo.

Además de la película, Luna va a desarrollar también un proyecto artístico y solidario «que cree un vínculo a 8.000 kilómetros de distancia» a través de entrevistas que va a hacer a cinco ibicencos y a cinco mozambiqueños de las mismas edades y del mismo sexo con el objetivo de poder comparar y crear una relación entre ellos. Luna los pondrá en contacto a través de una foto y un regalo «significativo» de cada uno para crear «un vínculo transcultural, que será grabado en unos clips, para poner sobre la mesa que es lo que necesitamos mutuamente, comparando, para ver si nuestros sueños son los mismos».

Por su parte, Ricardo del Árbol seguirá con la labor que viene desarrollando desde 1994 en el deprimido país africano que no vive en la actualidad sus mejores momentos. Debido a la sequía del cono sur africano, amplías zonas del país están sufriendo una escasez que esta provocando numerosas muertes en las zonas menos favorecidas. Por este motivo, en este viaje se van a repartir alimentos y semillas a unas 400 familias, además de material de primera necesidad, para paliar, en lo posible, la hambruna que se está produciendo.

Asimismo, Mozambique, según nos cuenta el cooperante, está viviendo momentos muy delicados en cuanto a su seguridad. Se escuchan tambores de guerra, ya que el gobierno y la oposición, salidos de unas elecciones democráticas después de décadas de gobierno comunista, se están disputando riquezas que se han descubierto hace poco debajo del suelo de este malogrado país. Al parecer el gas natural, los diamantes y otros tesoros de la tierra amenazan con meter a Mozambique en una guerra civil por el control de estos recursos «y ya se están produciendo los primeros enfrentamientos, ya que la oposición también dispone de su propio ejercito», asegura Del Árbol.

Dignidad dispone de fondos del Fons Pitiús de Cooperació, Ayuntamientos, socios, empresas, iglesias y del programa de apadrinamiento por el que por solo 60 céntimos de euro al día, 18 euros al mes, podrá ayudar personalmente en sus necesidades más básicas a alguno de los niños que se encuentran dentro de los proyectos de la ONG.

De momento, el proyecto de Luna del Árbol está siendo muy bien acogido por la gente que está colaborando en Verkami para cofinanciar los trabajos y en 20 días se han recogido 1.157 euros. Toda la información para colaborar está disponible en Facebook, además de participar en el crowfounding para el proyecto de Luna, o colaborar de diferentes formas con Dignidad.

APUNTE

Los proyectos de Dignidad ayudan a niños y mujeres

«La sociedad de Mozambique es muy machista, el hombre es superior a la mujer y la mayoría de ellas son analfabetas». Ricardo del Árbol asegura que no siempre los maridos están de acuerdo con que sus mujeres estudien porque algunos creen que ellas son tontas. Pero las mujeres pueden apreciar como si estudian tienen más oportunidades y más control sobre sus vidas. Por eso acuden a las clases haciendo grandes esfuerzos y mandan a sus hijos a las escuelas que tienen una gran acogida en el país.