Hace 60 años que un grupo de ibicencos se reunió para mirar las estrellas. Entre ellos estaba José Luis Bofill, actual presidente de la agrupación Astronómica de Eivissa (AAE), y que por entonces tenía 16 años. «Me acuerdo de cuando empezó todo, yo era un aficionado más que se juntaba junto a otros para formar una asociación y aunque en los estatutos ponía que no podían entrar los menores de 17 años conmigo hicieron una excepción», recuerda Bofill.

Desde pequeño, en su casa de Dalt Vila, Bofill rememora cómo contemplaba las estrellas desde el mirador del Ayuntamiento de Eivissa. «Fue entonces cuando empecé a leer cosas sobre astronomía y me gustó, y a los 17 años ya tenía un telescopio en casa», aseguró.

Sin embargo, el primer ibicenco que se interesó en estudiar el cielo fue el que fuera párroco de Sant Jordi, Vicent Serra y Orvay, «o al menos que se sepa, que esté documentado», explicó Bofill. Serra y Orvay era maestro y fue el que plantó «la semilla de la astronomía en Eivissa». Desgraciadamente murió en 1954 y no llegó a ver el observatorio de Puig des Molins, que se construyó e inauguró en 1956 con un telescopio del ibicenco Joan Arabí Verdera en su interior».

El telescopio

Dicho telescopio recorrió media Europa hasta llegar a Eivissa. «Verdera, que vivía en Bélgica, se enteró de que este telescopio estaba en peligro porque se lo podían llevar los nazis y antes de que esto sucediera, lo pusieron a la venta y lo compró», relató Bofill.

Después, en 1928, cuando volvió a Eivissa para instalarse definitivamente y se hizo una casa en la carretera de Sant Antoni quiso instalarlo pero como era muy grande no lo acabó de montar y decidió venderlo. Verdera tenía una oferta de un instituto de Mallorca pero Jaume Mauri, aparejador del Ayuntamiento de Eivissa en aquella época, se enteró de que estaba en venta y como pensó que sería una pena que un aparato así saliera de Eivissa y habló con el alcalde Antonio Guasch, «que como era maestro se interesó en seguida por el telescopio para que pudiera ser usado en el aprendizaje de los niños». Así, hicieron un esfuerzo y lo compraron», resumió Bofill.

Asteroides

Desde entonces y hasta ahora la Agrupación ha hecho un largo recorrido de 60 años que les ha traído el reconocimiento de la NASA y el descubrimiento de unos 40 asteroides. «Hay un programa de la NASA que se dedica a descubrir asteroides y la Agrupación participa en ellos. Los asteroides son un conjunto de pequeños cuerpos que están entre Marte y Júpiter, y últimamente se han dedicado a estudiar los que están en órbitas más cercanas a la tierra, que se llaman Neos», explicó Bofill.

Además, la NASA se ha hecho eco de dos fotos astronómicas hechas por socios de la Agrupación Astronómica de Eivissa eligiéndolas como ‘foto de día’, llevando así el nombre de Eivissa a todo el mundo.

«Mirando al cielo»

En este sentido, Bofill recuerda que la sociedad ibicenca siempre ha mirado al cielo. «Los payeses les ponían nombre a las estrellas y los marineros también», dijo mientras confirma que, por ejemplo, a la Estrella Polar unos la llamaban El Rey, «porque siempre estaba fija en el mismo sitio y el resto de estrellas se movían alrededor suyo», mientras que los marineros la bautizaron como La Estrella del Norte», explicó.

Nombres que desde la Agrupación han recopilado en un libro que está a punto de salir a la venta con las denominaciones que los ibicencos les daban antiguamente a los astros. «No sabían diferenciar entre estrellas y planetas, pero por ejemplo a Júpiter le llamaban El Gandul porque decían que se levantaba más tarde que las otras estrellas, y que era muy lento», añadió.

La AAE tiene ahora más de 50 socios y celebra su 60 aniversario con la publicación del libro citado y con una exposición en Sa Nostra Sala que estará abierta hasta el 7 de abril.