Vicente Cardona (Eivissa, 1958) es delegado en Eivissa y Formentera del Colegio de Ingenieros Industriales de Balears. Asegura que el colectivo, formado por 40 colegiados, no ha notado la crisis y remarca que el principal problema de la isla son las zonas urbanas. Critica que los políticos siempre se centren en el suelo rústico cuando «lo feo de Eivissa son las ciudades» y lo achaca a que hay «muchos intereses creados». Apuesta por las energías renovables, los arbolados y un plan de embellecimiento de los edificios, a los cuáles obligaría a tener placas térmicas y cubiertas verdes.

— A pesar de no tener una gran industria en las islas, ¿es fácil encontrar trabajo en las Pitiüses?
— Sí, hay suficiente trabajo. No solo hacemos industria, hacemos muchas cosas. Se abren muchos negocios turísticos. No tenemos la parte industrial, pero sí la parte turística que nos consume mucho. Todo está relacionado con el sector turístico. Si el turismo se nos va, no tenemos nada.

— ¿En el sector se ha notado la crisis?
— No, nada en absoluto.

— ¿Cómo lo explica?
— Primero porque en Eivissa no ha habido mucha crisis, porque el turismo ha seguido viniendo. El problema es que ha habido una crisis de los edificios de viviendas, de estos monstruos que se han hecho y que siempre pienso que deberían llevar el logo del arquitecto que lo ha diseñado para vergüenza de él. El que se dedicaba a edificaciones plurifamiliares ha sufrido porque evidentemente no se ha hecho ningún edificio más, pero la vivienda unifamiliar o los negocios han seguido funcionando igual. Aquí, crisis cero.

— Entonces, ¿se ha mantenido la facturación?
— Los ingenieros de Eivissa hemos seguido facturando más o menos lo mismo que antes, incluso un poco más. En cambio, en Mallorca sí que les ha bajado.

— Los nuevos ingenieros industriales ibicencos, ¿tienen trabajo en las Pitiüses o deben salir fuera?
— Es complicado, porque está saturado. Lo que está difícil es establecerte, porque necesitas tener mucha experiencia. El ingeniero que trabaja aquí se tiene que formar mucho, no te puedes especializar en algo concreto, sino que tienes que saber hacer de todo, pero igualmente hay salida.

— ¿Cuáles son los principales problemas urbanísticos que se encuentran en la isla?
— Ahora se comenta mucho lo de las viviendas en suelo rústico, que se dice que hay muchas. Para mí el problema en Eivissa no es el suelo rústico, el problema está en el suelo urbano. Lo nuevo que hemos hecho y las ampliaciones previstas es el grave problema porque tenemos unas ciudades que son horribles. Si vas por el campo, a no ser que vayas por una urbanización —que entonces es urbano, no es terreno turístico— no ves nada que te impacte. Entras por Vila y ves esas naves que te quedas alucinado, pero no hay ningún político que hable de lo urbano. Solo hablan de tocar el PTI (Plan Territoral Insular) para el suelo rústico. Nadie habla porque pienso que hay un negocio. Como hay muchos intereses creados, siempre se habla de tocar el suelo rústico, aunque lo máximo que se puede hacer es una casa cada 15.000 metros cuadrados.
Eso no lo ves, lo que sí que ves son todas las naves cochambrosas que hay en la carretera al aeropuerto, que es la imagen que estamos dando de Eivissa.

— ¿Qué solución propone?
— El suelo rústico está perfecto, lo que hay que hacer es restringir lo urbano. Ahora se les ha ocurrido que en las zonas ANEI no se pueda construir. Antes con 50.000 metros cuadrados al menos podían hacerse una casa, ahora no, pero en cambio hablamos de dejar en Platja d’en Bossa hacer un golf con 50.000 casas alrededor. Esto es lo que no se entiende. Estamos destrozando la isla urbanísticamente en las zonas urbanas. La zona rústica no está edificada, lo está en las ciudades.

— ¿Igualmente se debe poner también un límite en el suelo rústico?
— Es que ya hay un límite, son 15.000 metros cuadrados. El dinero del constructor está en el suelo urbano, pero no se habla porque hay muchos intereses creados.

— ¿Qué propondría hacer en el suelo urbano?
— Propondría que si se tiene que hacer algo nuevo, que no soy partidario, fuera con un diseño totalmente diferente de lo que hemos hecho hasta ahora. Lo segundo, haría un descuento del 50% a las naves industriales que hay al lado de las carreteras si ponen árboles. Todo lo que hay a nivel de carretera, que es un espectáculo horrible, lo cambiaría o lo acondicionaría, sino les haría pagar el doble. En las zonas nuevas que estamos urbanizando se está haciendo lo mismo. Can Misses tenía que ser el paraíso y es horrible. Donde estamos destruyendo la isla no es en el campo, sino en la ciudad. En Platja d’en Bossa, ses Figueretes, Sant Antoni y en todas las urbanizaciones. Lo feo de Eivissa es la zona urbana.

— ¿Faltan parámetros a la hora de construir edificios?
— La pregunta es porque no hay. Hay parámetros para tema de alturas, pero nada para diseño, que se podrían poner. La primera experiencia que tuve fue un señor que me trajo una caja de zapatos y me dijo que quería un edificio así. Yo le dije que no haríamos esas cosas. No obstante, otros sí que lo hacen y ahora Eivissa está llena de cajas de zapatos. Entre el constructor que quiere edificar más barato y el arquitecto que quiere pocos problemas porque los edificios rectos son más fáciles de diseñar, nadie hace cosas diferentes.

— Después del boom turístico, ¿no se ha hecho nada para mejorar el urbanismos visualmente?
— Se ha seguido haciendo igual, pero nadie dice nada. Políticamente queda muy bien hablar del campo y decir que hay muchas casas, pero no es verdad. Cala Llenya o Valverde son urbanos, no es el campo. Lo que pasa es que a alguien se le ocurrió la feliz idea de hacerlos urbanizables. Lo que ves es una urbanización que alguien ha aprobado y que le han dado dinero por eso.
Otro bulo es que el campo se está construyendo cada vez más, pero no se puede construir más. Si tienes un terreno, la primera casa necesita 15.000 metros cuadrados, pero para la siguiente necesitas otros 30.000 y para la siguiente otros 60.000, que se hizo con muy buen criterio para no urbanizar. Si la tienes en forestal, para la primera son 25.000, para la segunda 50.000 y la siguiente 100.000. En ANEI, la primera son 50.000, la segunda 100.000.

— ¿Y ahora cómo se podría mejorar la parte urbana?
— Haría un plan de embellecimiento y los mantendría todos pintados y en perfecto estado. Crearía una normativa que obligue a ello, sino penalizaría doblando el IBI. En cambio si lo tienes arreglado, a lo mejor hago un descuento y tienes que pagar la mitad. La siguiente medida sería hacer las calles con el máximo de arbolado .
Es al revés de lo que la gente está pregonando. No hay que hacer más urbano porque la isla tiene un tope de crecimiento. No necesitamos más ciudad, no necesitamos que venga más gente. Incluso, tendríamos que hacer una oferta para que se fueran de aquí. La gran contaminación está en la zona urbana.

— También os dedicáis a las instalaciones de energía solar, ¿Eivissa puede ser 100% renovable?
— Sí, perfectamente, pero no interesa. Es otro negocio, es interesante saber porqué siempre acaban ganando las eléctricas y porqué todo el mundo que entra en política acaba colocado en una eléctrica. Tenemos la energía solar gratis y una casa puede ser totalmente autosuficiente. El problema es que las eléctricas necesitan ganar y la manera de ganar es poner trabas al sol. Uno de los problemas era cómo almacenar la energía fotovoltaica, pero ahora ha habido una revolución con las baterías. Hay una batería capaz de almacenar energía para una semana de consumo, lo que quiere decir que aunque haya dos días de sol tú ya tienes solucionado el problema. Otra pregunta es porqué no hay coches eléctricos. Las empresas de automoción son otro gran poder y no les interesa.

— ¿Es más caro utilizar energías renovables?
— Antes sí, pero ahora ya no. Calculo que en diez años puedes amortizar la instalación, incluso en cinco. Ahora hay una tecnología muy buena y una placa solar te dura 30 años y en diez años la has amortizado. Todo lo demás es ganancia.

— ¿Cómo valora el nuevo ‘impuesto al sol’?
— Perjudica porque se ha hecho para las eléctricas. De entrada, pagas un impuesto por las placas que no tendrías que pagar. Encima que estás descontaminando tienes que pagar.

— Otro de los problemas de las islas es la amenaza de las prospecciones petrolíferas.
— Terrorífico. La pregunta es ¿para qué nos sirve? La verdad es que se autorizan unas prospecciones, pero así como en Noruega el Estado se queda un 60 o 70%, aquí el que hace las prospecciones da una miseria al Estado, no nos beneficia en nada. No hay ningún beneficio y los trabajadores que podamos estar allí son mínimos. No obstante, generamos un gran riesgo. Hay que conservar el turismo, que es nuestra industria y nuestro petróleo. Entiendo que es otra deuda de las puertas giratorias. Afortunadamente ningún político se atrevió a aprobarlo.

— Hoy son las elecciones generales, ¿qué reclamáis el colectivo de ingenieros a las instituciones y a los partidos políticos?
— Los ingenieros siempre hemos opinado que hay que hacer un plan de revisión de edificios y de instalaciones. Les diría que tienen que poner placas solares en todos los edificios y que todos tuvieran una cubierta verde. Con la cantidad de edificios que tenemos no consumiríamos casi energía y tiraríamos menos porquería por la chimenea de Gesa.

— ¿Les escuchan?
— No, que va. El problema es que tienes que ponerlo en marcha y que vas a afectar a sectores que no van a estar muy de acuerdo.

— Como delegado del Colegio de Ingenieros, ¿qué retos se marca?
— La idea es que podamos tener formación para los colegiados porque tenemos que trabajar para proyectos muy diferentes. Si no estás al día, te quedas obsoleto. Tenemos una sede ya comprada y mi reto es poder dar formación en Eivissa y dar un servicio para que la gente pueda hacer consultas. Este año que entra la queremos tener abierta.


LA NOTA

«Un campo de golf es idéntico a tener un campo de alfalfa»

Ampliación del aeropuerto y campos de golf.

— El aeropuerto no es que no se pueda ampliar para los jets privados, lo que haría es recortar a los otros. A nivel de eficiencia energética me interesa más que contamine una persona que gaste por 20, a que haya 20 tíos consumiendo territorio. Que vengan los ricos y que venga menos gente, que es lo que interesa.

Tampoco entiendo lo de los campos de golf. Un campo de golf es idéntico a tener un campo de alfalfa. Si tengo un campo de alfalfa para vacas, es de lo que más contamina de CO2 del mundo. Eso sí, no hagamos un negocio. Propondría que cada ayuntamiento hiciera un campo de golf y lo daría en gestión. Eso traería turismo ecológico, porque el turista del campo de golf ama la naturaleza. Lo que no puede ser es hacer un campo golf, y además hacer un hotel, 50 viviendas, un centro comercial, etcétera. No hacen falta más viviendas ni más hoteles, ya tenemos suficientes en la isla.

Yo me considero muy ecologista, pero hay ecologistas que están en contra de los campos de golf. A mí me gustaría que me explicaran qué diferencia hay entre un campo de alfalfa y un campo de golf y qué consume más.