En Podemos todos son politólogos, que uno no sabe muy bien en qué consiste esa seudociencia a los Paracelso o sí: lo que antes se hablaba de política en el escrache o en el bar compartiendo unos cigarros liados, eso se eleva al Congreso, al Parlamento, a Vistalegre 2. Ideas las tiene todo el mundo pero la gestión política verdadera, eso está sólo en manos de algunos preparados que ya han huido como posesos de la política. Podemos surgió gracias a Iglesias, él es todo Podemos. Él con su camisa blanca de Carrefour y su coleta iba al plató de la derechona de El gato al agua a vender su moto. Sin Iglesias y su capacidad de liderazgo, Podemos no existiría, como no hubiera existido la revolución rusa sin Lenin. Echenique jamás hubieran construido un Podemos, ni mi amigo Jarabo, ni Balti pese a ser carpintero metálico; ni siquiera Errejón tiene capacidad para eso. Podemos es Pablo y Pablo es Podemos. Y de eso se trata, de dar pasos para que Podemos no sea sólo el culto a la coleta de Iglesias y de que todos los que ya forman parte de la casta podemita puedan incluso sobrevivir sin el Gran Timonel. Lo más profundo de la crisis ha pasado, la economía se recupera, Podemos se va quedando en un partido con cuatro consignas flauticas trasnochadas, siguen con sus pañuelos palestinos de diseño y los errejonistas saben que así no van a ningún sitio, salvo a convertirse en un partido residual capaz solo de reflejar un sector muy minoritario antisistémico-cool de la sociedad española. Podemos se va quedando en pura estética. Dime como vistes y te diré como piensas o a quien votas. Esa es la pobreza mental a la que estamos llegando.