En Podem Eivissa se reproduce la guerra interna que llevamos meses observando en Podemos a nivel nacional entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Las divisiones y enfrentamientos fratricidas son una característica histórica de las formaciones políticas de izquierdas y muy a menudo, han marcado el devenir de muchas de ellas, con choques que se traducían en escisiones de dudosa viabilidad y en todo caso, debilitadoras del proyecto original. Además, con frecuencia las divergencias se airean en exceso, lo que hace que la ciudadanía pierda confianza en quienes parecen andar siempre a la greña. Viviana de Sans ha lamentado la marcha de José Sánchez, pero son lágrimas de cocodrilo porque lo cierto es que se trata de una magnífica noticia para Podem Eivissa, como lo fue la dimisión de Aitor Morrás y antes la de Toni Sánchez-Tirado. No es malo para Podem que quienes no comparten el rumbo marcado por la mayoría del consejo ciudadano insular, se aparten a un lado y dejen de incordiar. Claro que pueden denunciar giros “grouchomarxistas” o dedazos de la dirección, pero no parece que sea la opinión mayoritaria de los militantes de Podem y en todo caso, no han entendido que ya no son un movimiento vecinal, sino un partido político, ahora con responsabilidades de gobierno y de gestión. La lucha entre ‘pablistas’, ‘errejonistas’ y ‘anticapitalistas’ (vamos, los comunistas de toda la vida que deben avergonzarse de serlo cuando utilizan otra palabra para camuflar su verdadera ideología) marcará el congreso de Vistalegre II. Y de lo que allí suceda dependerá el futuro de Podemos, pero también el de Podem Eivissa, cuyos dirigentes ya forman parte de la casta política y se encuentran muy a gusto en esa posición, como para que vengan cuatro asilvestrados que quieren echarse al monte. No está la vida para heroísmos inútiles. Las divisiones y enfrentamientos fratricidas son una característica histórica de las formaciones políticas de izquierdas y muy a menudo, han marcado el devenir de muchas de ellas, con choques que se traducían en escisiones de dudosa viabilidad y en todo caso, debilitadoras del proyecto original. Además, con frecuencia las divergencias se airean en exceso, lo que hace que la ciudadanía pierda confianza en quienes parecen andar siempre a la greña. Viviana de Sans ha lamentado la marcha de José Sánchez, pero son lágrimas de cocodrilo porque lo cierto es que se trata de una magnífica noticia para Podem Eivissa, como lo fue la dimisión de Aitor Morrás y antes la de Toni Sánchez-Tirado. No es malo para Podem que quienes no comparten el rumbo marcado por la mayoría del consejo ciudadano insular, se aparten a un lado y dejen de incordiar. Claro que pueden denunciar giros “grouchomarxistas” o dedazos de la dirección, pero no parece que sea la opinión mayoritaria de los militantes de Podem y en todo caso, no han entendido que ya no son un movimiento vecinal, sino un partido político, ahora con responsabilidades de gobierno y de gestión. La lucha entre ‘pablistas’, ‘errejonistas’ y ‘anticapitalistas’ (vamos, los comunistas de toda la vida que deben avergonzarse de serlo cuando utilizan otra palabra para camuflar su verdadera ideología) marcará el congreso de Vistalegre II. Y de lo que allí suceda dependerá el futuro de Podemos, pero también el de Podem Eivissa, cuyos dirigentes ya forman parte de la casta política y se encuentran muy a gusto en esa posición, como para que vengan cuatro asilvestrados que quieren echarse al monte. No está la vida para heroísmos inútiles.