El próximo martes se celebra en toda la Iglesia la fiesta de San Antonio y entre nosotros, en las Islas de Ibiza y Formentera, esta fiesta tiene una gran solemnidad en la población de San Antonio, que tiene toma su nombre de este Santo. Y como todos los santos, San Antonio Abad nos deja buenas enseñanzas para nuestra vida, enseñanzas que, acogiéndolas son una buena ayuda para cada uno de nosotros. Fue una persona que escuchaba la Palabra de Dios, la ponía en práctica, y la anunciaba a los demás.

Nuestro mundo, donde junto a tantos gozos y esperanzas hay también muchas tristezas y angustias, necesita cristianos, que como san Antonio crezcan en la fe gracias a la familiaridad con la Sagrada Escritura y los sacramentos y la doctrina de la Iglesia; cristianos que sean como un libro que comunique a los demás la experiencia de la vida nueva en el Espíritu, la presencia de ese Dios que nos sostiene en el camino y nos abre hacia la vida que jamás tendrá fin.

El mantenimiento de la fe, su consolidación y su difusión siempre ha sido algo comprometido. Ya san Pablo en la primera carta a su discípulo Timoteo le avisa de ese peligro: “en los últimos tiempos algunos abandonarán la fe, por dar oídos a inspiraciones erróneas y enseñanzas de demonios, de impositores hipócritas, embotados de conciencia” (1Tm 4,1). Ante ello el Apóstol de las gentes le dice: “Tú ejercítate en la piedad…sé un modelo para los demás en el hablar y en la conducta, en el amor, la fe y la honradez…Preocúpate de la lectura pública, de animar y enseñar… Cuídate tú y cuida la enseñanza; sé constante; si lo haces, te salvarás a ti y a los que te escuchan”. Acogiendo, pues, esas indicaciones de San Pablo a Timoteo, hemos de continuar con el proceso de fortalecimiento de la fe y a trasmitirla, libre y continuamente a los demás como el gran servicio que nuestra Iglesia particular está llamada a llevar a cabo en nuestras Islas.

Recurrid continuamente al Evangelio, escuchadlo cada vez que se proclama en la iglesia, leedlo en vuestras casas, conoced cada vez mejor y más profundamente sus enseñanzas a través de la meditación y el estudio, la participación en la vida litúrgica, la oración personal, familiar y comunitaria, la catequesis. Conociendo cada vez mejor el Evangelio, anunciadlo cada vez mejor con esperanza y alegría, siendo verdaderos discípulos mensajeros de Cristo, mostrando con la propia vida como el Evangelio es fuente de una sociedad justa y fraterna. Comprometámonos en un anuncio más gozoso y vivo de Cristo y de su Evangelio de vida.

Conducir a los hombres y las mujeres de nuestro tiempo hacia Jesús, al encuentro con Él, es una necesaria urgencia. Evangelizar en y con las familias, para que continúen mostrando al mundo una experiencia de comunión y de servicio que es semilla de una sociedad más fraterna y pacífica.

Evangelizar a los jóvenes para que puedan encontrar a Cristo y con Él ser evangelizadores en sus propios ambientes. Evangelizar en los centros educativos para que la formación sea integral y libre.

Evangelizar en el mundo de la cultura en una renovada alianza entre fe y razón, con la convicción de que la fe tiene recursos suficientes para acoger los frutos de una sana razón abierta a la trascendencia y tiene, al mismo tiempo, la fuerza de sanar los límites y las contradicciones en las que la razón puede tropezar. Evangelizar en el mudo de la economía y laboral, donde con la luz del Evangelio surgen algunas llamadas urgentes: liberar el trabajo de aquellas condiciones que no pocas veces lo transforman en un peso insoportable con una perspectiva incierta, amenazada por el desempleo, especialmente entre los jóvenes. El hombre, a través del trabajo con el que transforma el mundo, está llamado a salvaguardar el rostro que Dios ha querido dar a su creación, también por responsabilidad hacia las generaciones venideras.

Evangelizar también en las situaciones de sufrimiento y de enfermedad. En ellas, los cristianos están llamados a mostrar la cercanía de la Iglesia para con los enfermos y discapacitados y con los que con profesionalidad y humanidad trabajan por su salud.