Estuve presente en 1995 en la inauguración de la balsa de agua ubicada en sa Rota de Santa Eulària, que con una capacidad de 200.000 metros cúbicos procedentes de la depuradora municipal debían regar los campos con agua bien depurada. El coste de dicha balsa se cuantificó en poco más de tres millones de euros, aportados por el Ministerio de Agricultura. El caso es que solamente estuvo en servicio durante cuatro años ya que el agua procedente de la depuradora estaba muy salinizada y los campesinos no la podían utilizar. I encara ara!

Es decir, llevamos 15 años con una instalación inservible ya que hay demasiados cloruros en suspensión y el agua es inservible. Se argumenta que hay una sobreexplotación de los acuíferos e intrusión de agua marina en la red de alcantarillado. Y es cierto. Pero también parece ser, y lo averigüé hace años, que hay algunas empresas, que para abastecer a sus clientes con agua potable instalaron pequeñas depuradoras y el agua utilizada, naturalmente, va a parar a la red de alcantarillado y a la depuradora. Si es así como digo, las autoridades municipales deberían investigar el tema y comprobar quién está vertiendo agua salobre a la red.

Lo digo porque se ha publicado en nuestro periódico que Santa Eulària tiene un mes para concretar un plan de riego con agua depurada, que se utilizaría en zonas verdes y baldeo de las calles del núcleo urbano. Está por ver, pues, si se va a evitar que las aguas marinas y las salobres lleguen hasta la planta depuradora y se pueda poner en marcha la balsa de sa Rota, para que los campesinos puedan depurar sus campos con agua bien depurada. Visquem per veure!

Además de Santa Eulària, también hay graves problemas de depuración de aguas residuales en el municipio de Eivissa, y bien que lo saben los vecinos del puerto y de Talamanca, que durante años han sufrido las aguas pestilentes que se vierten por el emisario submarino. La buena noticia es que pronto entrará en funcionamiento el nuevo emisario que se está construyendo en la zona de Botafoc. Buena noticia en parte puesto que las aguas residuales sin depurar seguirán vertiéndose cerca de la costa y de manera accidental en el puerto. De manera que la única solución es la entrada en servicio la nueva depuradora de sa Coma, pero aún se deberán esperar unos dos años para conseguir una buena depuración de las aguas residuales de todo el municipio.