Hay podemitas como Gloria Santiago, que a la crítica periodística lo llaman insultos y faltas de respeto. Ella puede publicar en este mismo periódico un artículo defendiendo el ‘Consell a la Plaça’, pero a nadie se le ocurra criticarla a ella. «Nosotros, los movimientos ciudadanos y todos aquellos que venimos de un movimiento asociativo y participamos activamente en el 15-M, lo que pedíamos cuando estábamos exigiendo trasparencia y participación ciudadana, era precisamente trasparencia y participación ciudadana». Con esta brillantísima reflexión, la directora insular de Transparencia y Participación Ciudadana justificaba el «clamor popular» que ha obligado a hacer un acto en el Parque de la Paz de Vila. Hubo que convocar a todos los cargos públicos de Podem y PSOE, además de los propios familiares de Santiago -que incluso plantearon preguntas a los consellers-, para que pareciera que había gente. Pero Santiago, a la vez, se opone a una consulta a la ciudadanía sobre la ubicación del nuevo albergue de Vila. Es normal que EPIC la llame cínica, porque no se puede, siendo responsable de participación, defender el ‘Consell a la Plaça’ y la consulta de la reforma de la carretera de Santa Eulària y a la vez oponerse a la consulta que propone EPIC, sin sufrir un fuerte menoscabo de la credibilidad propia, si es que alguna tuviera. Lamento que le moleste mi crítica, pero le recuerdo unas palabras suyas en la TEF: «Yo comprendo que a la oposición una persona con un micrófono en la mano que les pueda criticar muy duramente, eso produce cierta urticaria, pero es un proceso que hay que pasar si queremos tener una democracia». Ahora solo falta que interiorice que no vive en Cuba sino en España y que le entra en el sueldo soportar la urticaria que demuestra tener por la crítica. Si no es capaz, siempre puede volver a doblar camisetas.