Ibiza está a punto de perder una de las pruebas deportivas que más visitantes atrae a la isla en temporada baja y más beneficios reporta a los ciudadanos de esta isla. La razón esgrimida es el daño que los aproximadamente mil ciclistas causan a su paso por terrenos protegidos por la Red Natura 2000, es decir, Lugares de Interés Comunitario (LIC), Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) o ambas a la vez. Un argumento técnico que desde la Conselleria de Medi Ambient se han sacado de la manga y del que nada se supo en las más de quince ediciones anteriores. Pero nos estaríamos equivocando si echáramos todas las culpas a los técnicos y políticos mallorquines de esa conselleria. Y es que a uno le da la sensación que, al igual que con la matanza de las cabras de es Vedrà, desde algún despacho del edificio acristalado de la avenida España también se ven con buenos ojos las trabas burocráticas que están teniendo los organizadores del evento deportivo y esperan que desde Mallorca les vuelvan a hacer el trabajo sucio. Muchos echamos de menos un golpe de autoridad de algunos de los políticos que, se supone, están al mando en el Consell d’Eivissa ante este atropello y que en las ferias turísticas se llenan la boca de canapés y de hablar de lo importantes que es el turismo deportivo para la desestacionalización. ¿Dónde se han metido? Por lo que se ve, ni están ni se les espera. Porque en asuntos como el que nos ocupa no valen medias tintas: o se apoya a la Vuelta a Ibiza en BTT o se dice claramente que es mejor que no se celebre por el daño al medio ambiente.