Una de cada ocho mujeres tendrá cáncer de mama a lo largo de su vida. El Día Mundial contra esta enfermedad nos trae cifras tan escalofriantes como esta pero también, en la misma proporción, datos para la esperanza como que el 80 por ciento de los tumores de mama pueden curarse si se tratan a tiempo. La lectura que debemos hacer de todos estos números es, por una parte, que tenemos muchas probabilidades de convivir con el cáncer y, por otra, que los avances médicos de las últimas décadas están haciendo que este mal no sea siempre sinónimo de muerte. En este sentido, los medios de comunicación tenemos la gran responsabilidad de transmitir mensajes en esta dirección. Dejar de escribir frases como las de ‘murió tras una larga enfermedad’ o utilizar la palabra ‘cáncer’ para hacer símiles sobre todo lo maligno contribuirían sin duda a normalizarlo. También las palabras grandilocuentes al estilo de ‘la dura batalla contra el cáncer’ que eleva a los altares a las personas que padecen esta enfermedad o creencias como que tener buen ánimo es fundamental para curarse. Los que hemos padecido esta enfermedad sabemos que el ánimo solo sirve para levantarse de la cama cuando te duelen todos los huesos porque no estás dispuesto a que el ‘bicho’ pueda más que tú pero también que lo que cura son las medicinas. Y que esa ‘dura batalla’ no te hace especialmente valiente. Es lo que haría cualquiera en tú lugar. No way, no hay otra que pasar por ese camino si quieres recuperarte. Si entre todos pudiéramos normalizar esta enfermedad y tratarla con naturalidad, tal vez el cáncer dejaría de ser una maldición para quien le toca.