En el principio creó Dios los cielos y la tierra porque estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo. Así que dijo Dios: que haya luz, y ya lo creo que la hubo: Creo Gesa e Iberdrola, que nos subieron la factura de la luz y el gas y con ella llenó las tinieblas en las que se encontraba esta isla de luz y taquígrafos. Y al crear la luz y el día con su solete creó sin saberlo eso que ahora llamamos turismo, y al crear la noche creó los afterhours y las discotecas, y así y ya de paso, imagino que para llenarlas de gente, creó al hombre, si bien en su primera etapa evolutiva, y saliendo este de las mismas un tanto zumbao, la primera especie evolutiva fueron los zombies, eso que se arrastra de noche en zonas delimitadas de la isla a altas horas. Y así, tras el día y la noche, Dios después creó la tarde para que pudiéramos dormir la siesta los hombres de bien; pero eso fue una excusa para arrancarnos mientras dormíamos una costilla que utilizó para hacerse una torrada - i si és amb vi pagés millor- aunque luego se lo pensara y la aprovechase para crear a la mujer; de ahí, sin lugar a dudas que el hombre suela denominar a su mujer como «ets es meu costelló» y otros epítetos como «qué rica, que tierna y que buena estás», al más puro estilo López Vázquez, que dicho sea de paso desconozco si amaba mucho a Dios, pero si muchísimo a las mujeres. Y así, después de crear a la mujer y dejarnos con la miel en los labios y sin una mísera manzana que llevarnos a la boca, puesto que se la comió toda ella, ¡Eso sí!

Dejándonos al menos el rabillo y no sigo mas por ese camino, esta, fue castigada por el creador, por tales motivos de glotonería, a explorar de forma compulsiva las mas imposibles dietas el resto de su existencia en la Tierra. Y una vez creada la mujer y el hombre, y ya sin remedio para volverse atrás, Dios creó el firmamento y las aguas y hay que decir que por esos cauces llegaron los primeros turistas a nuestras islas vacías de riqueza y llenas de hambre y miseria hasta entonces, y le llamó cielo al firmamento; y de ahí la frase: «cielos que horror», que empleaban algunos cretinos para decir que el turismo era una eme pinchada con un palo, y que daba por saco y molestaba, sin percatarse aquellos mismos listos de la excursión, de que si tenían algo que llevarse a la boca ellos y sus familias era, y sería gracias al fruto del turismo que el creador les había dejado colgado a modo de regalo en el árbol de la discordia y que al igual que la manzana, también no dudarían en arrancar del mismo si pudiesen, así como envenenarlo hasta su exterminio. Y andaría Dios por el cuarto día cuando llenó de bichos la Tierra y de serpientes la isla, imagino que para que se hicieran compañía los unos a los otros, pues ya sabemos todos el dicho ese de que Dios los cría y ellos se juntan, y entonces Dios le dijo al hombre: creced y multiplicaos, que mejor pudiera haber sido por cero como dice Bart Simpson dadas las circunstancias. Y en esta, y llegados al sexto día le dio al hombre el dominio de los peces del mar, e inventó la pesca de recreo y las actividades subacuáticas, y sobre las aves de los cielos, inventó la caza y dejó obrar al hombre para que reinara sobre todos ellos y se gobernara a sí mismo, y este no se lo pensó dos veces e inventó La Presidencia del Gobierno Balear y la Consejería de Turismo y creó la ecotasa al que le puso en su bautismo el nombre de tasa de sostenibilidad, imagino que para sostener los vicios de quienes la crearon, y así, estos mismos que se creen a la diestra de Dios Padre, aprueban leyes contra natura, provocando enfrentamientos, en donde los habitantes de zonas residenciales han de compartir el mismo techo y lecho con los turistas que hasta la fecha se ubicaban en zonas turísticas adecuadas para su menester, provocando escenas más propias de Sodoma y Gomorra y que con genialidades como esta por parte de sus creadores, acabarán por darle la razón a aquellos descerebrados que odian al turista y a cualquier forma de vida que no sea la suya propia. Y en todo esto anda Dios el creador, dubitativo entre sí dar carpetazo al séptimo día de la creación o hacer tabla rasa y empezar de nuevo, porque este ser que le ha salido ni descansa ni deja descansar.