No acabo de entender la postura de Pep Marí Ribas ‘Agustinet’, alcalde de Sant Josep, al pedir a los empresarios de la playa den Bossa que se porten bien y que respeten las ordenanzas municipales, sobre todo las que tienen íntima relación con la contaminación acústica. Yo pensaba que la admisntración municipal ha de hacer cumplir al ciento por ciento las ordenanzas municipales aprobadas en sesiones plenarias de la Corporación. Aquí no debería haber medias tintas ni permisividad. La música, señor alcalde, no ha de molestar nunca, en ningún momento del día o de la noche a la población residente ni al vecindario que vive todo el año en la playa o sus cercanías. Un problema añadido, es que los desbocados decibelios llegan hasta el pueblo de Sant Jordi y me contó en una ocasión el cura párroco que en el templo y en la casa parroquial tiemblan hasta los cristales de las ventanas. Y para que no falte de nada, ahora dicen desde el ayuntamiento que Sant Josep descarta clausular DC-10 al no comportar peligro su actividad. Pues aún lo entiendo menos. Resulta que el establecimiento antes citado sólo tiene licencia para café concierto, pero varios días de la semana hace de discoteca con volúmenes contaminantes y, además, supera en exceso el aforo establecido en la licencia municipal. Sin duda, señor alcalde, no le estoy insinuando ni pidiendo que clausure el DC-10, sino que su obligación es que no pueda trabajar como discoteca y que se limite a ser un café concierto. Y punto.

Y sigo en Sant Josep para poner sobre la mesa que es muy preocupante todo lo relacionado con el abastecimiento de agua potable. Con y sin averías en la red la verdad es que el municipio nunca jamás, ningún partido político, se ha preocupado por el problema de abastecer a la población con agua bien potable y sin cloruros, que es lo que manda y ordena la Organización Mundial de la Salud (OMS). El caso es ni PP ni PSOE nunca han hecho nada para abastecer a la población residente y a la visitante con agua que sea de calidad y sin estar salinizada. Y no se han preocupado porque han recibido agua de la desaladora de ses Aufàbies (Cala Gració) de Sant Antoni. Y por otro lado, también se abastece Sant Josep con la desaladora de Eivissa y está esperando, “com qui espera sa coca”, que decimos en Eivissa, que les llegue agua buena de la planta desaladora de Santa Eulària. En fin señores políticos de Sant Josep: háganselo mirar, pónganse las pilas y empiecen a planificar y a proyectar una planta desaladora para su municipio. Pero teniendo en cuenta la lentísima manera de actuar de Madrid y de Mallorca, lo más seguro es que el problema de la falta de agua potable en Sant Josep se prolongue durante varios años. ¡Espero equivocarme!