Es una pena que el recuerdo que le queda a muchos de la maravillosa Isla Blanca sean unas cuantas noches de juerga, donde la mezcla de alcohol y drogas comienza como una explosión de euforia que después se suele traducir en una mala pasada. Lo que para algunos representa un paraje de ensueño donde desconectar y relajarse, para otros se disfraza de negra noche y sustancias prohibidas. Dos realidades muy diferentes que conviven desde hace tiempo en Eivissa, echándose un pulso a muerte que no logra desempatar hacia ninguna postura. Mientras muchos se quejan del turismo destroyer que da mala fama a la isla, otros lo fomentan porque, no nos engañemos, los beneficios económicos que reporta no son nada despreciables.

Pero a cambio la imagen de la bella Pitiusa se degrada a costa de lo que muchos consideran ‘un gran éxito de ventas’. Canciones y videoclips como el de Mike Posner ‘I took a pill in Ibiza’, que tristemente ha alcanzado el número uno en las listas de Reino Unido, son los que ponen Eivissa en la boca de todos dándole una fama que a muchos perjudica. Es triste darse cuenta de que la letra de una canción sea el reflejo de lo que nuestra isla significa para el turismo joven y consumista, que cada año se creen los reyes de la temporada alta. Aunque la realidad es que nuestra oferta turística va encaminada a seguir dándole alas a este tipo de aventuras nocturnas donde el desfase se apodera del control y la razón.

No es de extrañar, por tanto, que seamos asociados fuera con este tipo de espectáculos, aunque personas como yo –y muchas otras– nos empeñemos en seguir defendiendo que Eivissa es mucho más que la cara que muestra el marketing de borracheras, drogas y balconing. Flaco favor nos hacen publicaciones como ésta cuando ven la luz, pues entonces se nos hace mucho más cuesta arriba continuar demostrándolo.