El Consell de Formentera ha decidido regular el uso de viviendas de particulares para uso turístico. Ante la situación de alegalidad de estos inmuebles que se alquilan a turistas, el equipo de gobierno que preside Jaume Ferrer ha optado por la solución más pragmática y que beneficia los intereses turísticos de la isla. En otras islas el uso de viviendas para uso turístico se ha convertido en la principal guerra de los hoteleros. Dicen que estos inmuebles son una competencia desleal, que están al margen de la ley, y que suponen un perjuicio para los intereses de las Islas. Hay muchos argumentos para defender la decisión del Consell de Formentera. En primer lugar, que los turistas vayan a viviendas particulares, como ocurre en medio mundo, por cierto, significa no tener que construir más hoteles, lo que ello significa para el territorio. Tampoco hace falta levantar varias alturas de los establecimientos turísticos, como se hace en la Platja de Palma desde que fue calificada como zona madura. Además, los turistas que van a inmuebles, que imagino que reúnen todas las condiciones higiénicas para poder alojar personas humanas, gastan en restaurantes, supermercados y comercios. La Ley de Arrendamientos Urbanos permite el alquiler de un piso por un día, lo que rebate la teoría de los hoteleros. También parece muy endeble el argumento de que estos pisos no pueden comercializarse en páginas webs. Imaginamos que, por el momento, los hoteleros no pueden legislar en páginas webs alemanas, británicas o francesas, que son donde se publicitan las viviendas turísticas. Si Formentera ha podido regular estas viviendas, ¿a qué esperan el resto de islas? ¿No sería más inteligente regular para no mantener esta situación semiclandestina? Pero para llegar al sentido común algunos necesitan su tiempo.