No he encontrado a nadie en la isla que se sienta balear, y ahora que lo pienso tampoco lo recuerdo en Mallorca, solo que aquí - y en Menorca - se expresa con más ahínco. Lo explicaba bien Vicent Tur en su artículo del domingo, en este mismo rotativo. Más allá de unas instituciones, que como tales son mero artificio, las Illes Balears no existen. Certificada la defunción, demos un paso más y planteémonos qué hacer, hacia dónde caminar.
La desafección suele ser paralela a la frustración y casi siempre el paso previo a una mirada hacia el futuro que no se conforma con el status quo. ¿Una Eivissa fuera de Balears? ¿Un ente político independiente de Palma, pero dentro del Estado español? ¿Una confederación de islas? A algunos las preguntas les pueden parecer absurdas, pero si no buscamos respuestas convertimos la incomodidad actual en una simple conversación de bar, en una reflexión yerma. Si no se articula una alternativa, entorno a partidos políticos, movimientos ciudadanos etc... nos quedamos donde estamos, y el año que viene, cuando llegue el 1 de marzo volveremos a pensar qué demonios es eso del Día de Balears y qué narices celebramos.
2 comentarios
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se puede decir mas alto peo no mas claro, i soc eivissenc de moltes generesions, no me sent balear, me sent eivissenc i pitius
Señor gallego, parece ser usted hombre de análisis acelerado. El sentimiento baleárico no lo hallará en la mayoría de población emigrante, ya que esta mayoría no es ni de aquí ni de allí. Y a los ibicencos de tercera generación, su apresurada opinión sobre tal calado, cuando solo lleva ocho meses en la isla, nos resulta de cerebro simple y talante arrogante.