Los partidarios en el PSOE de facilitar la reelección de Mariano Rajoy a través de la abstención y los que abogan por mantenerse en el no consideran que tienen motivos de peso para defender su posición, aunque con el denominador común de que las dos salidas tienen un efecto negativo para el partido.

Después de meses aferrado al «no es no» que predicó Pedro Sánchez, el partido se ha divido en dos bloques que mañana dirimirán su pulso en el Comité Federal.

Este sábado, Varios centenares de personas se han concentrado desde antes del mediodía en Madrid, frente la sede del PSOE en la calle de Ferraz, para pedir que el Comité Federal del partido de mañana no se pronuncie a favor de una abstención que facilitaría la investidura de Mariano Rajoy.

Los congregados pertenecen a agrupaciones socialistas de diferentes puntos de españa que exhiben pancartas con lemas como «No es no», «Democracia en el PSOE» y «No a Rajoy, un militante un voto». También corean consignas como las de «No es no», «Somos socialistas», mientras exhiben rosas ya que la convocatoria se ha denominado la revolución de las rosas.

Estos son los principales argumentos que van a esgrimir unos y otros en la reunión de mañana del Comité Federal:

Abstención

Mejor un PP en minoría

«Peor que un gobierno en minoría de Rajoy es un gobierno con mayoría», ha sido el mantra que el presidente de la gestora, Javier Fernández, ha repetido en las últimas tres semanas para hacer ver que el PSOE tiene que evitar a toda costa ir a de nuevo a las urnas.

Los abstencionistas están convencidos de que con la fractura que sufre el partido, los resultados en unas terceras elecciones serían muy dañinos para el partido y seguirían perdiendo diputados.

Investidura sí, estabilidad no

Fernández y otros dirigentes han hecho hincapié en que «abstenerse no es apoyar» y que facilitar el gobierno al PP es «una cuestión táctica, no ideológica».

Al tratarse de una abstención sin condiciones, el PSOE solo se compromete a facilitar la investidura, pero no la estabilidad, y el PP tendría que buscar el apoyo de otros partidos para aprobar los presupuestos del próximo año.

Desmantelar la 'obra' de Rajoy

Los defensores de que eche a andar la legislatura estiman que el PSOE puede hacer valer sus 85 diputados para, con el apoyo de otros grupos como Ciudadanos y Podemos, desmantelar la obra política» del PP de los últimos cuatro años.

Si hubiera otros comicios, temen que PP y Ciudadanos pudieran sumar mayoría absoluta, lo que reduciría notablemente la capacidad de maniobra de los socialistas para influir desde la oposición.

Mantener el liderazgo de la oposición

El PSOE consiguió en las dos últimas elecciones sus peores resultados históricos (90 y 85 diputados) y el temor es que pudieran empeorar aún más en diciembre.

«Sería un suicidio», han augurado varios cargos, que también han alertado del riesgo de que Podemos consumara el 'sorpaso' y se convirtiera en la fuerza hegemónica de la izquierda.

Sin tiempo para unos nuevos comicios

La repetición de los comicios cogería al PSOE sin candidato, que tendría que ser elegido en pocas semanas en primarias, con la incógnita de saber qué aspirantes concurrirían y si ello podría agravar la crisis del partido.

La tensión en las federaciones complicaría además la elaboración de las listas y la activación de la maquinaria de campaña.

Voto en contra

Mantener la coherencia

Los 'sanchistas' no creen que haya habido nuevos elementos que motiven un giro de la postura sostenida por el PSOE en los últimos diez meses, por lo que remarcan la necesidad de mantener la «coherencia ideológica y política».

Alegan además que la abstención significaría un «viraje histórico», toda vez que los socialistas nunca han facilitado la investidura de un gobierno del PP durante la democracia.

La corrupción

Además de los recortes en las políticas sociales de los últimos cuatro años, los simpatizantes del no ven inadmisible allanar la investidura de Rajoy cuando «el PP está de corrupción hasta las cejas».

Estiman que un apoyo indirecto a Rajoy supondría «indultar» y «blanquear» a un partido que no ha asumido ninguna responsabilidad por su presunta financiación irregular y que su regeneración pasa por ir a la oposición.

Pérdida de credibilidad

Los ahora críticos sostienen que el PSOE echaría por la borda toda su credibilidad ante los votantes y se prolongaría el castigo que ya se arrastra desde 2011, además de quedar «inhabilitado» en su tarea de control.

«Sería regalar el gobierno al PP y la oposición a Podemos», ha avisado la presidenta balear, Francina Armengol.

Más fractura interna

Con un partido roto por la mitad, los del no vaticinan que una abstención avivaría el malestar que hay en buena parte de la militancia y la división contaminaría el congreso que tiene que convocar la gestora en los próximos meses.

También se podría ver afectada la unidad en el grupo socialista en el Congreso ante las medidas que se hubieran de pactar con el PP.

Sin miedo a las elecciones

Los 'sanchistas' reconocen que el PSOE no llegaría en buenas condiciones a unos nuevos comicios, pero subrayan que «no hay que tener miedo» a ellos porque la responsabilidad de que no hubiera gobierno sería compartida con otras formaciones.

También creen que una tercera oportunidad mantendría viva la aspiración de un gobierno alternativo y de cambio que no fue posible en los últimos meses.